Onomatopeyas mayas (2)

Las onomatopeyas no se registran comúnmente en los diccionarios pues no tienen una forma escrita estandarizada.

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Las onomatopeyas son voces dotadas de una gran carga cultural, representan la manera de pensar de cada pueblo y determinan el modo de interpretar los sonidos. La maya es una lengua rica en estas voces que describen sonidos derivados de la naturaleza, seres humanos, animales y objetos. En regiones de la península yucateca donde conviven lengua maya y español son usadas por los habitantes como un recurso expresivo para enfatizar narraciones e historias.

Las onomatopeyas no se registran comúnmente en los diccionarios pues no tienen una forma escrita estandarizada. Tampoco han sido muy estudiadas a pesar de estar relacionadas con el origen del lenguaje. Resultan sintácticamente ambiguas, ya que desempeñan funciones propias de interjecciones, verbos, adverbios y sustantivos. Por ejemplo, los nombres mayas de aves, mamíferos, reptiles e insectos, son generalmente dados por el sonido de sus cantos, gemidos o gorgoteos.

Algunos ejemplos de verbos son ts’oon, voz que significa cazar, proviene del sonido que emite el rifle al disparar. También significa escopeta. ¡Waak’! es la acción y efecto de reventar, estallar, explotar: “¡Waak’ le reventó la panza!”. Ts’eej, es lascar, romperse el cascarón. Se dice de las canicas que los golpes con otras lastiman una lajita del cristal.

El verbo aplaudir papax-k’ab es una expresión compuesta de la onomatopeya papax que imita el sonido del palmoteo y k’ab (mano). Otro ejemplo con la misma estructura es jaaja’-che’ej (reír a carcajadas) que pretende reproducir un sonido que al mismo tiempo constituye su significado.

Algunas onomatopeyas sólo tienen la intención de exaltar la narración como t’oj, estruendo que produce el proyectil al dar en el blanco: “Le tiró y sonó t’oj”; t’aaj, sonido producido al quebrar con las manos algún bejuco: “T’aj, se quebró la rama”; ¡we’ej!, sonido o crujido que producen los granos secos al removerlos o esparcirlos: “¡Weej, tiró todo el maíz al suelo!”; je’im, sonido producido por el llanto; je’esin, ruido al estornudar; jiri’ich, ruido producido al arrastrar algún objeto; pojch’o’on, resonancia al golpear algo con palo; tsaj, sonido al cortar con machete; ch’ak, sonido al cortar con hacha, etc. 

Todas ellas empleadas principalmente en la narración de historias, cuentos, poesías, leyendas y fábulas; elementos retóricos que cumplen una función expresiva y pueden producir sensaciones en el receptor por su vigor, ritmo y musicalidad.

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