Emprendiendo la diferencia
Afirmamos que los emprendedores son lo máximo, un ejemplo a seguir, el futuro de nuestro país, pero no es así...
Hace unas semanas un conocido se quejaba de que no obstante ser un experto en su profesión y tener las ganas de salir adelante, por razones del “destino” seguía siendo pobre; entonces entre algunos amigos movimos contactos, pedimos favores y le conseguimos muy buenas oportunidades para que pueda promoverse. ¿Sabes qué ocurrió? Le dio flojera, agradeció y no aceptó nuestro apoyo, decidiendo ser así una persona sin magia, que se queda con los brazos cruzados como todos los demás.
Afirmamos que los emprendedores son lo máximo, un ejemplo a seguir, el futuro de nuestro país, los que nos sacarán adelante como nación, los que son diferentes. Pero lamento decepcionarte, querido lector, porque no es así, ellos son personas normales como tú y como yo, que han decidido hacer lo que les corresponde, pero es tan grande nuestra indiferencia y procrastinación que estos emprendedores convierten lo ordinario en extraordinario al realizar lo que todos deberíamos de hacer, utilizando las facultades que cualquiera tiene, pero que no todos sabemos o dudamos poseer. Solemos darle facultades de superhéroes a los que alzan la voz en lugar de unirnos a ellos.
Es verdad que merecen el reconocimiento, pero no es uno que se deba a un logro sobrenatural, yo los felicito porque decidieron “salir al mundo” para hacer lo que les corresponde, lo que les hace felices, lo que les lleva a sentir que están haciendo algo por el planeta. Así que les aplaudo de pie por haber superado la barrera del típico ciudadano al que no le importa su país y tiene miedo, el que se queja y que cree que no puede y no hace nada para superarse, porque ésos ya me tienen harto y no los necesitamos.