Fantasma ataca a policía

El barrio de San Sebastián fue escenario de este hecho paranormal, tras un suicidio ocurrido en el baño de una de sus casas.

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Los demonios andan sueltos en algunas casas, reza porque una de esas no sea la tuya. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy presento una entrevista con un policía de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), uno de tantos que creen en los fenómenos paranormales, simple y llanamente porque los han vivido en carne propia. Esto fue lo que nos dijo:

“Hace aproximadamente 15 años, cuando era policía estatal y todavía no existía la Policía Municipal de Mérida, nos mandaban a todos los reportes del centro de la ciudad, en una ocasión, me reportaron por la radio que en una casa del barrio de San Sebastián había ocurrido un accidente o un robo, no estaban muy seguros, como nos encontrábamos cerca, acudimos de inmediato al llamado.

“Cuando llegamos, vimos una pareja de viejitos horrorizados, sentados en el piso, acurrucados en un rincón de la sala y temblando. No podían ni hablar, les preguntamos qué pasó y sólo alcanzaron a balbucear: ‘En el baño’.

“Con la debida precaución acudimos a ver qué era lo que ocurría y descubrimos que un señor, de unos 40 años, se había ahorcado en el baño, de inmediato, supuse que era un familiar de los viejitos quien se había suicidado, pero, cuando me volteé para salir del pequeño baño, sentí que me dieron un golpe con la mano abierta en la cabeza: un ‘pescozón’, como se dice popularmente.

“En acto reflejo volteé de inmediato, pero no había nadie más que el difunto, mi pareja estaba afuera, a un costado y era imposible que hubiera sido él. Eso sí, recuerdo que sentí un frío tremendo e intempestivo instantes antes de recibir el golpe.

“Cuando salimos y llamamos a una ambulancia, pudimos hablar con la pareja de ancianos, quienes me dijeron algo que nunca esperé, pues, según ellos, en su casa habitaba un fantasma que por las noches les daba de golpes y les insultaba. El ahorcado era su único hijo, quien vivía con ellos desde hacía algunos años y, según la pareja, siempre escuchaban que el fantasma le decía: ‘Ven conmigo, mátate’, hasta que el susodicho le hizo caso.

“No había acabado de decir esto cuando las luces de toda la casa se apagaron, los objetos de la sala empezaron a caer al piso como si fuera un temblor, cosa que obviamente no era posible. A los pocos segundos regresó la luz y vimos muchas cosas tiradas (muebles, adornos, papeles, discos, etc.) como si un torbellino hubiera entrado, además, en ese lapso de tiempo empezamos todos a sentir mucho frío.

Agentes agredidos

“No me había repuesto de mi sorpresa cuando mi compañero dijo que alguien le había pegado la espalda, y cuando llegaron los camilleros y los peritos, uno de ellos también reportó que había sido agredido en el interior del baño.

“La verdad, ya nunca supe que pasó. Cuando nos retiramos, los viejitos sólo decían que ese extraño y violento ente se manifestaba mayormente en el baño y que tenían mucho miedo. Yo no supe qué hacer ni qué decir. Tiempo después me enteré que la viejita murió, al parecer de un infarto, ya que un compañero mío fue a ver el reporte. Estoy seguro de que ahí, en ese domicilio, pasaban cosas extrañas, no sé si porque es una casona antigua o si alguien fue enterrado ahí, pero de lo que sí estoy seguro es de que alguien ese día me agredió y ese alguien también botó frente a nosotros todas las cosas de la sala”, finalizó.

Cabe mencionar que, cuando entrevisté al policía, acudí a la dirección que me dio de la casa (la cual se ubica cerca del parque de ese barrio y de la escuela primaria) y de acuerdo a lo que me dijeron algunos vecinos (con la condición de permanecer en el anonimato) desde que murió la señora, su marido se fue a vivir a casa de unos parientes y la casa, aunque han intentado rentarla o venderla, nadie se queda en ella:

“Creemos que está embrujada. Por las noches se oyen ruidos raros, como si se aporrearan cosas, pero sabemos que no hay nadie ahí. Las puertas están bien cerradas, de plano, hay que hacer una limpia a la casa, que la bendigan o algo si no creo que jamás la van a poder vender”.

Por cierto pude conseguir la dirección del dueño de la casa (uno de los sobrinos de la pareja de ancianos), pero se negó a declarar algo, tampoco quiso autorizarme que entrara a investigar, ni me permitió tomarle fotos a la fachada de la misma, pues cree que de esa forma menos podrá venderla o rentarla.

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