Se lo merecen por cobardes

Los senadores, como novias dejadas, se dieron por ofendidos por Andrés Manuel López Obrador y no hicieron lo que el simple honor del Senado exigía.

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Llegó al Senado de México el candidato presidencial modelo 2018 por su propio y exclusivo negocio familiar, Morena, a entregar unos millones de firmas que, dice, exigen someter a “consulta” nacional la derogación de la reciente reforma por la que los particulares ya podemos producir electricidad y venderla si tenemos cómo y a quién. Que no, que al gobierno pertenece el de la producción y distribución de electricidad y así debe ser; también la exploración, extracción y refinación de petróleo, la captación de luz solar y viento, dice el estatólatra mayor. Como tuvo los monopolios de teléfonos y bancos (con el anterior López), dice el López reloaded Obrador.

Los senadores habían dispuesto una sala para recibir montañas de cajas llenas de firmas que exigen un plebiscito (citar a la plebe) para que vote si la reforma en temas de energía, aprobada por ambas cámaras, que para eso las tenemos y nos cuestan miles de millones al año, debe derogarse antes aún de que se haya producido un solo nanowatt por un particular.

Como la prensa lo esperaba en la antesala de la comisión senatorial, López Obrador se detuvo largamente a ofrecer enardecida conferencia de prensa ante las pilas de papel. La comisión de senadores le mandó avisar, cortésmente, que lo seguía esperando a una puerta de distancia y con más cámaras, micrófonos y señales en el piso como indicación de quién se paraba dónde. Con su petulancia insoportable dijo que lo podían esperar sentados, o algo así, y se fue.

Los senadores, como novias dejadas, se dieron por ofendidos y no hicieron lo que el simple honor del Senado exigía: llamar cargadores que sacaran toneladas de papeles y las arrojaran a la basura reciclable.

En plazo razonable, Morena pediría respuesta a su petición: “¿Cuál petición? ¿Cuáles firmas? No hemos recibido nada, señor López.

Lo esperamos una hora y usted nunca llegó. El Senado no ha recibido esos millones de firmas que usted menciona ni las ha visto ni ha podido cotejar su autenticidad.

Luego, los y las senadores y senadoras podrían haber procedido en términos de ley contra quien inundó de basura un edificio público. Pero si no fueron capaces de poner la basura en su lugar (el tiradero para reciclar papel); si estamos ante ese bochornoso espectáculo de autoridades humilladas y ofendidas, lo único es responder con la moda tan mexicana como internacionalizada: hacer la ola con 70 millones de mexicanos adultos y corear: ¡uuutooooooooos!

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