Autodefensas o copy and paste

Ha sido la fluida comunicación entre la gente y sus autoridades policíacas, lo que ha impedido que las organizaciones criminales se arraiguen en Yucatán.

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Que existan, con armas y pasamontañas, grupos de autodefensa en Kanasín, Yucatán, fue la nota sobresaliente, por disparatada, del periódico Reforma hace unos días, en la que se pretendió equiparar nuestra situación, en cuanto a niveles de seguridad, con la que prevalece en otras comarcas del país sometidas, esas sí, por la violencia del crimen organizado. Publicación que encontró interesada resonancia en las redes de comunicación electrónica. 

Y si bien a partir de la irrupción de las redes sociales (electrónicas) en nuestra vida cotidiana, para poder disfrutar de sus ventajas nos vemos obligados a tener que pagar una cuota que corresponde al libertinaje con que se maneja la información y otra que deriva del copy-paste, que no es otra cosa que la propensión a interpretar los sucesos locales de acuerdo con lo que sucede a nivel global, la verdad es que en este caso dicha noticia no puede estar más alejada de lo que realmente sucede aquí.  

Lo que puede ser indicativo de que este error puede no ser producto de una simple pifia atribuible al amarillismo propio del periodista precoz, que, aburrido ante la falta de una noticia local importante, le da vuelo a la hilacha y decide, como el burro de Baudelaire, dar la nota. Peor cuando constatamos que el reportero resulta ser un profesionista veterano, colaborador de la anterior administración gubernamental estatal panista.

Como no se requiere de mucho análisis para comprender que la intención del “reportaje” es dañar el prestigio que la entidad ha conservado gracias a la tarea conjunta que realizan la sociedad y las autoridades encargadas de la seguridad para mantener a raya al crimen organizado desde sus primeras manifestaciones, podemos sospechar que persigue fines de presión.

Sin embargo, debemos descartar que se trate de una embestida organizada por la cúpula de algún partido político, pues tanto el PAN como el PRD locales, sus legisladores y funcionarios, han mantenido, hay que reconocerlo, un comportamiento vertical, apegado a los requerimientos de la normalidad democrática.    

No es que en Yucatán estemos completamente exentos de prácticas delictivas comunes como el robo a casas habitación, e incluso a hechos de violencia, sobre todo intrafamiliar, pero ha sido justamente la fluida comunicación entre la gente y sus autoridades policíacas, producto de la confianza que el honesto desempeño de éstas, ha forjado, lo que ha impedido que las organizaciones criminales se arraiguen.

La respuesta de los yucatecos ante los problemas delictivos pasa ciertamente por la organización vecinal, pero no para suplantar o sustituir a las autoridades policíacas como en los llamados “Grupos de Autodefensa”, sino para constituirse en auxiliares, ojos y oídos, de los guardianes del orden. Aunque existan interpretaciones segadas que recurran al elemental copiar y pegar.

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