Amor de pareja

Definitivamente el enamoramiento es bello y esencial en la pareja, pero es sólo la puerta de entrada al amor...

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Para Gabriela
De muy variadas maneras se ha hablado del amor; tiendo a hablar con mucha más frecuencia y mayor énfasis del amor total, ese que por igual hermana a los seres humanos, el gran amor que comparten los hermanos, todo ese amor que hace crecer y vivifica las relaciones entre mamá, papá y los hijos; sí, el amor que permeando todas las actividades humanas acaba generando fuertes lazos de afecto, unión, respeto y toda la riqueza de una sana relación, que acaba ofreciendo sanos y sabrosos frutos a todo aquel que se decida a cultivarlo en su relación con los demás. Sin embargo, en ocasiones hay que particularizar, echar una atenta mirada a una de esas tantas manifestaciones de amor como lo es el amor de pareja.

Mucho se ha escrito y mucho se ha hablado del amor de pareja, la comercialización que se hace de él es mayúscula, tanto que uno de los días en los que el comercio registra mejores ganancias es sin duda el de San Valentín o Día de los Enamorados. Horas y horas de cinematografía se han dedicado a las relaciones de este tipo, muy generalmente identificado con el amor romántico y soñador; es también frecuente la descripción pormenorizada en el cine o la novela del amor de las grandes pasiones, del torbellino del amor carnal y todas las grandes entregas, traiciones o dolores que generan en los seres humanos. La fuerza volcánica de una pasión romántica o carnal arrebata de tal manera la atención que los seres humanos quedamos absortos ante estas historias.

Es en este proceso que surge la ilusión del enamoramiento, sensaciones y sentimientos que se ven fuertemente potenciados por un poderosísimo coctel hormonal que nuestro cerebro nos sirve en bandeja de plata. Ciertamente no se puede negar la importancia del enamoramiento en la pareja, pero si no queremos vivir un espejismo de amor haremos bien en recordar que enamoramiento y amor no son lo mismo, el enamoramiento es un proceso fundamentalmente biológico que genera atracción y placer, es cierto que el enamoramiento es parte del amor, sin embargo el amor no sólo es enamoramiento, es mucho más que eso.

Definitivamente el enamoramiento es bello y esencial en la pareja, pero es sólo la puerta de entrada al amor. ¿Y quién quiere quedarse a vivir en la puerta? Quien así lo hace se expone a nunca poder entrar a la autenticidad del amor y sí a quedarse prendado de una serie de sensaciones y sentimientos poderosos pero incompletos. Quien acaba amando la sensación de vivir enamorado terminará brincando de pareja en pareja cada vez que sienta que las famosas mariposas ya no le revolotean en el estómago ante la presencia del otro. Acabará como un drogadicto buscando de una persona en otra el poderoso coctel de hormonas que el cerebro nos dispara con el enamoramiento. Secuestrado por las sensaciones nunca encontrará el amor.

Amar es desear siempre el bien del otro y contribuir activamente para que día a día sea la mejor versión posible de sí mismo, amar implica la decisión firme y permanente de donar lo mejor de mí mismo para contribuir a que mi pareja se logre edificar a sí misma como el mejor ser humano que pueda ser. Somos dos que nos apoyamos mutuamente para que ninguno caiga, pero si caemos saber también estar ahí acompañando en el doloroso proceso de levantarnos a nosotros mismos sobre nuestras limitaciones y miserias. Con la más sensible delicadeza del amor verdadero acompañar a nuestra pareja en los momentos de angustia y dolor hasta que sobre sus sufrimientos despierte nuevamente la luz de su sonrisa.

La presencia en el amor lo es todo, muchas veces no podremos hacer nada por quien amamos porque no será posible alejar de su corazón un sufrimiento, una tristeza, una enfermedad o una muerte, pero el simple hecho de estar ahí, en el día a día, en la salud, en la enfermedad, que si nuestra presencia no puede ser una cura milagrosa, sí sea una sombra que le permita descansar del sol de sus fatigas y sufrimientos. En el amor no tenemos que esperar eliminar el sufrimiento del otro, simplemente debemos estar decididos a vivir lo que tan sabiamente aseguraba Benedetti: “Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.

Cuando alguien está presente en todos tus días y dispuesto o dispuesta a vivir junto contigo lo que la vida le depare a ambos, habrá entendido en plenitud lo que significa “somos mucho más que dos”. Que todos en esta vida tengan la bendición de un amor así.

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