Demuestra que cuando se quiere, se puede

Hondureño que perdió ambas piernas, se gana la vida en las calles de Cancún.

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Luis Homero Betanzos Nava se maquilla para caracterizar a un robot. (Francisco Gálvez/SIPSE)
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Rubí Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “Cancún te atrapa”, fueron las palabras de Luis Homero Betanzos Nava, originario de Honduras, quien se gana la vida en las calles de Benito Juárez mediante el arte urbano y sin que el perder ambas piernas a la edad de 15 años sea impedimento para ello.

Alcanzar el sueño americano fue lo que originó que él siendo un adolescente, decidiera atravesar el país a bordo del tren conocido como “La Bestia”, sin que el recorrido lograra completarse satisfactoriamente.

“Lo primero que pasó por mi cabeza el escuchar que en la próxima parada habría revisión, fue el escapar antes de ser deportado”, dijo el hombre con voz entre cortada y agachando la mirada, destacando que jamás pensó en los riesgos que un salto de esa magnitud tendría.

El accidente

El miedo a no continuar lo hizo saltar en el estado de Veracruz, pero la fuerza del transporte lo hizo adentrarse a las vías y ser arrollado perdiendo ambas piernas.

Un hombre que se acercaba con su carreta fue lo último que vio Betanzos Nava antes de perder el conocimiento por dos días, hasta despertar en el hospital y sin sus extremidades.

Lo que siguió a ese hecho fue la deportación, pero junto con sus piernas jamás se fue el deseo de dejar la pobreza en la que vivía en su país natal.

Con el apoyo de sus familiares y amigos, un año después realizó su segundo y último intento por alcanzar el sueño de su juventud, pero esta vez esperando hasta que “La Bestia” parara por completo para poder descender y controlando sus nervios de ser capturado por migración.

Si hubiera tenido prudencia desde la primera vez, tal vez aún tendría mis piernas”, fue la frase que salió de entre sus labios plateados por el maquillaje de robot con el que se caracteriza para mostrar su arte urbano.

Al llegar a la frontera bastaron unos meses para que Betanzos Nava se diera cuenta de que ese no era su lugar y decidió regresar a Veracruz para agradecer a las personas que lo ayudaron cuando pasó el accidente.

Familia unida

En Veracruz se estableció a los 17 años, logrando tres años después traer a este país a su madre y hermano menor, ya que para el artista, lo principal es la familia unida.

Trabajando en los kioscos y zonas turísticas con diversos personajes del agrado del público para lograr que le otorgaran por su actuación una moneda, un día conoció a la mujer que le ha dado “el mejor regalo de su vida”, su pequeña hija Dayzet.

El año pasado, al preguntarle unos turistas hacia dónde debían tomar la carretera en dirección a Cancún, la respuesta de Betanzos Nava fue demasiado extensa para el entendimiento de los visitantes, por lo que externaron: “Que lástima que no vayas para allá”.

Ciudad mágica

Pues no voy, porque no me invitan”, respondió con una sonrisa, lo que siguió fueron 21 horas de camino y el encuentro con la “ciudad mágica” como nombró a Cancún, ya que lo que fue un viaje planeado para diez días, se ha convertido en una experiencia inolvidable para él.

Colocándose en las plazas comerciales más concurridas de la región y algunos mercados, el hombre se gana la vida sacando las sonrisas y aplausos de su público al actuar como robot y activar su mecanismo cada que le brindan una moneda.

Cada semana le deposita dinero a su ex pareja para los gastos inmediatos y escolares de su hija de cinco años y de igual forma envía otra cantidad para su madre.

Convencido de que Cancún lo atrapó con sus bellezas y calidez, es que el hombre no tiene definida una fecha para regresar a Veracruz, pero confía en que pronto pueda reencontrarse con su familia y les platique de todo lo vivido en el paraíso maya.

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