Alejandra Flores/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Ayer concluyó en Felipe Carrillo Puerto, el cuarto Festival de la Xtabay, iniciativa que comandada por el artista visual Marcelo Jiménez, ha puesto en la mirada de todos las seductoras formas que toma en el lienzo la Xtabay, la mujer que, cuentan las leyendas mayas: “es capaz de atraer a los hombres que beben demasiado para llevarlos consigo y perderlos en la selva”.

Inaugurado con una exposición de pintura en el que artistas de diferentes latitudes interpretaron la leyenda, el Festival de la Xtabay surgió en 2011 como una forma de celebrar los 15 años del emblemático mural de la Xtabay pintado por Marcelo Jiménez en la Casa de la Cultura de Felipe Carrillo Puerto.

Como parte de esa fiesta de quinceañera, surgieron nuevos cuadros de la Xtabay y con las exposiciones se dio vida al festival que hoy es punto de encuentro de la comunidad maya, y también de la comunidad cultural en el resto del estado.

Arte en torno a la Xtabay 

En torno a la leyenda de la Xtabay surgieron representaciones escénicas, canciones y también poemas, lo mismo que propuestas de arte contemporáneo, como las sesiones de body paint.

Eventos como  “Vámonos de pinta con la Xtabay”, taller de pintura infantil; o “La boda de la Xtabay, propuesta de bailes folclóricos; se sumaron a la “Lectura en atril”, con cuentos y poemas escritos por los habitantes de la zona maya.

En sedes como las salas de exhibición, el jardín y los portales del Museo Maya Santa Cruz Xbáalan Naj, así como los pasillos, auditorio y domo de la Casa de la Cultura y el Parque Principal de Felipe Carrillo Puerto, se vivieron cuatro días de fiesta en la que participaron lo mismo niñas poetas  que jóvenes músicos, actores, bailarines y pintores, y también hombres y mujeres que entrados en experiencia compartieron de viva voz, lo que han escuchado de sus padres y sus abuelos: la leyenda de la Xtabay.

La leyenda 

Cuentan que hace muchos años existieron dos hermanas muy diferentes entre sí: Xtabay y Utz Colel, la primera era muy bella y generosa de amores, cuidaba de los enfermos y dormía con todos los hombres que buscaban su compañía. Utz Colel por el contrario, fue siempre altiva, orgullosa y grosera. Cuando Xtabay murió el pueblo entero acudió a su entierro y constató que de él salía un agradable olor a flores frescas.

Utz Colel aseguró que se era obra del demonio y aseguró que cuando ella muriera, por haberse conservado virgen, su cuerpo despediría un aroma aún mejor. No fue así, cuando ella murió el hedor fue tan grande que pocos asistieron a su entierro. De la tumba de Xtabay brotaron alegres flores, mientras que de la sepultura de Utz Colel, sólo crecieron ortigas.