Nunca vivir dependiendo de los otros pero siempre tomándolos en cuenta.-  Anónimo

La mejor forma de saber lo que uno es capaz de hacer es: ¡haciéndolo!, ya que la calidad de nuestras acciones revela la capacidad auténtica y exhibe nuestra calidad personal. 

Ni promesas ni apariencias sirven para la construcción de una sociedad más solidaria y comprometida, ni tampoco seducir con palabras bonitas o con regalos para luego traicionar lo dicho con acciones que sólo sirven para satisfacer intereses personales engañando a quienes necesitan y esperan oportunidades de trabajo, educación, vivienda y cuidado de la salud, es decir, vida digna para sí y la familia. 

Para todo se necesitan recursos y para encontrarlos hay que usar el sentido común utilizando todo lo que existe y que, tal vez, no hemos tomado en cuenta ofuscados por la urgencia de las necesidades inmediatas. 

Un recurso es un elemento interno o externo al que se recurre para lograr un fin determinado como: salvar una dificultad o pasar un “bache” que impide retomar el camino de la vida. Hacer un inventario de nuestros recursos ayuda a no caer en la desesperación y a ver la luz al final del túnel. 

Hay recursos externos como: el trabajo que se desempeña; las instituciones y servicios públicos; las obras sociales y humanitarias que funcionan en nuestro medio; también amigos, vecinos y familiares a quienes podemos acudir, ya que algunos de ellos, gustosamente, nos dedicarían un tiempo para escucharnos y reiterarnos su afecto con un abrazo cariñoso y palabras sabias e inteligentes que nos sugieran otras posibilidades para salir del atolladero. Hay que tener el valor de pedir ayuda sabiendo que recibirla no es crear dependencia.  

El crecimiento personal empieza por el autoconocimiento y éste por la autoconsciencia que es el principal de los recursos internos. Se puede saber o ignorar que se tienen esos recursos y también puede ser que hayamos aprendido a usarlos o no.
Igualmente se aprende que los recursos externos e internos se combinan, suman y optimizan para crear estrategias efectivas.

Darnos tiempo para reflexionar y poner al día nuestro “inventario de recursos” aporta grandes beneficios personales y comunitarios. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.