¿Qué debemos aprender del Huracán Patricia?

No cabe duda que la adversidad siempre nos trae aprendizaje. La semana pasada, en un lapso de tiempo muy breve, se formó en el Pacífico...

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No cabe duda que la adversidad siempre nos trae aprendizaje. La semana pasada, en un lapso de tiempo muy breve, se formó en el Pacífico lo que se catalogó como el Huracán más poderoso del que se haya tenido registro a nivel mundial.

Patricia, que en menos de 30 horas pasó de ser una tormenta tropical a Huracán de Categoría 5, la más alta en la escala Saffir – Simpson, que tenía vientos sostenidos de 322 kilómetros por hora y que alcanzaba ráfagas de hasta 400, y que tenía una presión atmosférica, de 880 milibars, la más baja que se había registrado antes para cualquier huracán, y que lo hacía por demás.

A partir del jueves las noticias, medios, redes sociales e incluso fuentes oficiales ya pronosticaban una catástrofe de amplias magnitudes en nuestro país; los esfuerzos de gobiernos de todos los niveles se centraron en la zona de posible impacto, brigadas se encargaban de los últimos preparativos para la prevención de daños, muchos pobladores de zonas costeras fueros desalojados y otros decidieron viajar tierra adentro para una mayor protección, y los cuerpos de rescate estaban listos para tomar acción después del impacto.

Finalmente, Patricia tocó tierra con un impacto mucho menor que el esperado; las razones son varias: los vientos pasaron de forma rápida y estuvieron confinados en un área pequeña, el mayor impacto del huracán de dio en zonas despobladas, y al tocar tierra el terreno montañoso de la Sierra Madre Occidental frenó su potencia.

Sin embargo, existen poblaciones en la que si hay daños, hubo inundaciones, se generaron algunos deslaves y casas e infraestructura fueron dañadas, aunque afortunadamente se registró saldo blanco.

Quiero compartir con ustedes tres reflexiones que hago después de monitorear este fenómeno, y que sin duda nos dejan mucho aprendizaje.

La primera, la capacidad de respuesta de las instituciones de un país que tiene ya una cultura de protección civil muy avanzada, a partir de otros desastres como sismos e incluso huracanes. Aún cuando el impacto hubiera sido mayor, la capacidad de respuesta de autoridades, instituciones y personas hubiera generado una pronta recuperación. En este sentido, creo que hemos avanzado mucho en los últimos años.

Segunda, la información previa y posterior al Huracán fue precisa y clara. Por supuesto que hay sus excepciones, pero en general la información fue difundida por muchas vías y de gran utilidad para aquellas personas en comunidades cercanas al impacto. Las redes sociales jugaron un papel importante: desde las cuentas oficiales que fueron “retuiteadas” miles de veces, las transmisiones en vivo de medios, los avisos continuos del avance del fenómeno y otros sistemas como el de Facebook que permitía que las personas en la zona de impacto pudieran publicar que estaban bien, la comunicación digital ha mostrado una vez más que, cuando se le usa bien, tiene una gran valía.

Y tercero, y con esto cierro, es impresionante la solidaridad de los mexicanos.  Centros de acopio voluntarios ya preparados, brigadas de gente lista para apoyar, buenos deseos para nuestros compatriotas de aquellas latitudes, muestran que México es más grande que cualquier desastre natural.

Y bueno, aunque por supuesto también nos hace falta reflexionar mucho cómo podemos tener una mayor prevención en materia de construcciones en zonas costeras, evitar asentamientos humanos en sitios vulnerables, fortalecer la cultura de la prevención a nuevos migrantes a sitios que pueden representar riesgo, creo que de forma general, como sociedad, estamos preparados para enfrentar estos retos.

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