Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que el 27 por ciento de la población yucateca usa lentes, es decir, cerca de tres de cada 10 personas tiene problemas de visión.

De acuerdo con el Inegi, 577 mil 434 habitantes de Yucatán manifestaron que usan anteojos como auxiliar para ver mejor. La tabla con datos sobre la población según condición y tipo de limitación en la actividad, en el tema de la visión, ubica a 27 mil 793 personas con este problema. 

Esta situación ha generado programas sociales tanto particulares como públicos para hacer exámenes de la vista y dotar de lentes a niños, entre ellas la Fundación “Ver bien para aprender mejor”, la cual capacita a los maestros y se levanta un registro para saber las condiciones de la visión de los alumnos; posteriormente, se entregan los anteojos y se le dan seguimiento a los casos.

En estos proyectos se detectan a menores con severos problemas de visión, tal es el caso de Kenia Pech Villanueva y Justin Alejandro Pech Sosa, de ocho y nueve años, respectivamente, del municipio de Tekit, localidad que además ha llamado la atención de científicos estadunidenses de la organización Sparks Therapeutic, quienes fundaron una sucursal de sus centros en Mérida en 2006, bajo el nombre de Mejora Visión MD, el cual tiene en proceso a cuatro pacientes que presentan distrofias de retina, una enfermedad hereditaria.

Laura Jesús Sosa, madre del niño, comentó en entrevista que notó que su hijo comenzó a tener problemas de visión desde el primer año de vida, ya que presentó una desviación del ojo y al crecer se dio cuenta que se agudizaba la dificultad para ver la tele y otros objetos que tenía cerca.

De acuerdo con Laidy Yolanda Villanueva, la directora de la primaria en la que estudian ambos alumnos, con el programa “Ver bien para aprender mejor”, detectaron ambos casos y apoyaron a las familias para obtener sus lentes, ya que el material es especial, debido a los altos niveles de graduación que necesitan. Justin requiere de siete y ocho dioptrías, en tanto Kenya requiere de 13 dioptrías.

“La niña usa lentes desde los dos años y medio de edad; nos dimos cuenta que no veía bien porque chocaba con las cosas, le pusieron cinco de graduación y en un año y medio subió a 12; actualmente usa 13 (dioptrías)”, comentó Fernando Pech Ku. 

En ambos casos han tenido acercamiento con especialistas que les indican que la solución hasta el momento es usar lentes de por vida, o una cirugía ocular cuando cumplan la mayoría de edad y se determine si son candidatos a dicha intervención.