París da motivos para la esperanza

La esencia del acuerdo del cambio climático es alcanzar escenarios en los que se mantenga el incremento global de las temperaturas muy por debajo de los dos grados Celsius.

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Después de dos semanas de negociaciones y acuerdos, el sábado pasado los 195 países reunidos en París aprobaron un compromiso encaminado a reducir las emisiones de gases inductores del efecto invernadero, que esperamos entre en vigor al comenzar 2016. Lo importante ahora es que el acuerdo deberá ser asumido por los 55 países con niveles importantes de industrialización, que representen al menos 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Aunque no es el primer acuerdo en la materia, sí es el primero en el que, tanto las  naciones desarrolladas, como los países en vías de desarrollo, se comprometen a gestionar la transición de sus economías hacia condiciones de bajas emisiones de carbono.

La esencia de este acuerdo es alcanzar escenarios en los que se mantenga el incremento global de las temperaturas muy por debajo de los dos grados Celsius y los firmantes se comprometen a adoptar modelos que limiten el aumento de la temperatura a sólo 1.5 grados por encima de los escenarios previos a la era industrial.

Quisiera convencerme de que este acuerdo de París es realmente un punto de quiebre para la humanidad y que todos los países adopten verdaderas políticas ecológicas que permitan salvar a nuestro planeta. Para lograr estas metas, el compromiso es fijar objetivos nacionales cada cinco años, mismos que serán sometidos a verdaderas auditorías, encaminados a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Un punto importante del acuerdo es que los países ricos ofrecerán apoyo financiero a los países pobres o en vías de desarrollo, para ayudarles a reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos que en ellos tiene o pueda tener el cambio climático. 

Después de la presentación del borrador, los ministros de los 195 países asistentes a la cumbre se reunieron para estudiar el texto que fue llevado ante la plenaria, donde fue aprobado.

La pelota está en la mesa de todos, gobiernos y gobernados. ¿Cómo debemos colaborar? Utilizando menos el automóvil, manteniéndolo en buenas condiciones de eficiencia y manejando moderadamente. Y las empresas optimizando el uso de combustibles y eficientando sus procesos productivos. Consumamos energía limpia, ambientalmente amigable.

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