Por una Mérida sostenible

Padecemos disfunciones y tensiones en el modelo territorial y de transporte, especialmente si consideramos el área metropolitana, cuya conectividad hace más complejo el fenómeno de la movilidad urbana.

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La ciudad de Mérida posee unas características territoriales que deberían ser positivas como punto de partida para definir una ciudad ordenada y equitativa, con una adecuada estructuración de sus servicios e infraestructura, como lo fue hasta hace medio siglo cuando la cercanía era una de sus características, con un adecuado ordenamiento de los usos del suelo y una movilidad claramente insertada en los hoy buscados parámetros de sostenibilidad.

Sin embargo, hoy día padecemos diversas disfunciones y tensiones en el modelo territorial y de transporte, especialmente si consideramos el área metropolitana, cuya conectividad hace más complejo el fenómeno de la movilidad urbana y metropolitana, y todas las implicaciones que genera, lo que nos obliga a iniciar un proceso integral de mejora de la eficiencia en la definición de los usos del suelo y un sistema global de transporte que tenga como marco de referencia la consideración de todos los municipios metropolitanos de manera integral.

Ante los problemas de conectividad, hoy día la movilidad sostenible se ha convertido en una preocupación compartida por la mayoría de las ciudades, entre ellas Mérida, siendo en nuestro caso una necesidad urgente el sensibilizar a la población en la importancia de que, para nuestro avance económico y social, es necesaria la adopción de medidas que incidan en el desafío de proponer para nuestra ciudad un verdadero programa de desarrollo urbano a mediano y largo plazo.

Es necesario que trabajemos de manera integral en el desarrollo de un sistema de transporte público de la mejor calidad, con toda la infraestructura y el equipamiento necesarios, acompañada de un permanente programa de educación vial para todos.

El compromiso debe ser de todos. Sigamos el ejemplo de las ciudades que han conseguido de manera permanente la estructuración de un plan director que define la integración del desarrollo urbano, la movilidad y el transporte público, integral y efectivo, enmarcado en el uso racional del espacio urbano y asegurando su sostenibilidad.

La promoción de los medios no motorizados de transporte debe ir de la mano de un equipamiento urbano que dé seguridad, como la definición de ciclovías y la construcción de aceras seguras.

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