Quintana Roo está destacando en inversiones, crecimiento económico, turismo y empleos. Las estadísticas de organismos nacionales e internacionales validan la afirmación.

Nuestra sociedad no avanza mecánicamente hacia un porvenir predeterminado, sino gracias a decisiones de gobernantes, esfuerzos mancomunados con empresarios y una participación ciudadana más responsable. Aun cuando falta por hacer, los avances son evidentes en el estado. Reconocerlo, es justo y necesario.

En este contexto destaca Solidaridad, donde los ciudadanos son más activos que en otros municipios y su gobierno los escucha. Desde el inicio de la actual administración municipal, se constató que los solidarenses propondrían una buena parte del rumbo: el Plan de Desarrollo Municipal 2013-2016 y el Censo son dos ejemplos claros del trabajo en equipo con buena voluntad.

El más reciente caso -que me parece extraordinario- es la colocación de la primera piedra del Gran Parque Solidaridad, que ha comenzado a construirse en 10 hectáreas aportadas por una desarrolladora mundial y contará con áreas para la convivencia social, por lo cual ya fue calificado por la ONU como “espacio integrador, innovador, sostenible, organizado e inclusivo”.

El presidente Mauricio Góngora Escalante destacó que su construcción surge en respuesta a las necesidades de contar con espacios para fortalecer el núcleo social y familiar: “En mi gobierno estamos interesados en que la población viva en un ambiente confortable, digno del prestigio de este municipio como destino seguro para residentes y visitantes. Queremos que la gente pueda acceder a lugares donde personas de todas las edades tengan la oportunidad de hacer actividades que fortalezcan su personalidad y se diviertan”.

La política en torno a los espacios públicos se ha fortalecido durante los últimos dos años, fomentando el arraigo, la pertenencia y la identidad con un desarrollo más equilibrado. Pero hay algo mejor que el esparcimiento, la recreación y la sana convivencia: han sabido gobernar pensando a largo plazo, en todos y a la altura de las circunstancias, pese a recibir una Comuna en números rojos y con los riesgos que implica un crecimiento tan vertiginoso.

El denominado Parque Metropolitano no será una obra de relumbrón, no es opereta, es producto de acciones tendientes a buscar un beneficio para varias generaciones en un municipio que lo necesita y que, dicho sea de paso, se convierte en hogar de miles cada año. Si Solidaridad tendría cerca de un millón de habitantes en 2050 (hoy son más de 200 mil), esta decisión busca el bienestar de la población, no solo el fortalecimiento de la imagen gubernamental o de un “aspirante”.

Es la misma reflexión cuando se trata de los 50 domos deportivos en parques y escuelas, la construcción del parque inclusivo, las dos playas inclusivas o las unidades deportivas de Playa del Carmen y Puerto Aventuras. Como responsable de una administración, Góngora no está gobernando solamente para una mayoría, para sectores vulnerables, para inversionistas o para élites, sino para todos, acaso lo más complejo.

Más allá de sus orientaciones políticas, los gobiernos que funcionan con eficacia son aquellos con una buena estructura, la que trabaja cotidianamente con el gobernante, asesorándolo, complementando sus acciones, redondeando sus ideas, difundiendo oportunamente. El presidente no trabaja solo. Por más óptimo que sea su desempeño, la soledad pondría en riesgo su gestión y lo afectaría a él, a su partido y a la población, que hoy pide, participa, consolida y agradece.

En este sentido, y analizado cabalmente, el Gran Parque Solidaridad no deberá entenderse sólo como un logro del gobierno, tampoco de los ciudadanos que lo pedían, sino como un logro compartido de sociedad y gobierno. Eso es lo mejor.