'Curriculum vitae...'

Es un monólogo sobre los intereses y frustraciones del actor, quien nos lleva por un recorrido sobre su vida y tiempo actual.

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“Curriculum vitae, instrucciones para armar” es un espectáculo de Ulises Vargas y María José Pasos que tuvo una breve temporada en el Centro Cultural Tapanco. Un monólogo sobre los intereses y frustraciones del actor, quien nos lleva por un recorrido sobre su vida y  tiempo actual. Invitada por la genial actriz Susan Tax, asistí a la última función.  

Del discurso me llama la atención que las preocupaciones de los jóvenes de estos tiempos sean iguales a las nuestras: un trabajo estable con promesas de jubilación que aseguren una vejez tranquila, preocupación constante por pagar la renta y por encajar en el formato del “mexicano triunfador” representado con el juego de las sillas como un cliché televisivo. Confieso que me inquieta que eso perturbe a los jóvenes de hoy, creí que era obvio en estos tiempos que los intereses de los padres no tienen nada que ver con los de los hijos, que la rebeldía natural nos empuja a ir a otro camino. 

El espectáculo es correcto, bien llevado y actuado por el mismo director, quien, junto con la dramaturga, busca explorar otras formas de contar una historia. Aunque el trabajo se siente como una propuesta joven, es llevado con toda la pulcritud por los integrantes de “Síndrome Belacqua”. Siento que hay algo que no termina de cuajar, ninguno de los signos amarra o se vuelve indispensable en el transcurso de la historia, en la que los espectadores se ven en la libertad de participar, opinar y escribir. 

La primera escena transcurre en la calle,  sin ningún tipo de cuidado o señal que ayude al espectador, es así que tendremos un ojo en la obra y otro en el tráfico que avanza sin importarle que un joven nos cuenta su vida en la banqueta. Después de la breve presentación del personaje, somos invitados a entrar a “Tapanco” y escuchar el resto del monólogo que es contado con elementos mínimos, pero, reitero, ninguno se vuelve vital para contar la historia. 

Reconozco que este colectivo, dirigido por Ulises Vargas e integrado por una serie de artistas con encomiable talento y disciplina, está abriendo otros panoramas para el teatro experimental en Yucatán. Pero creo que valdría la pena cuestionarse si esa “actitud informal” no está ya bastante rebasada en distintas puestas. Es decir, el rigor, que estoy segura que tienen en sus exploraciones, debe verse potencializado en la puesta en escena y en esta ocasión, no es así. Con todo,  es una obra que habla a los más jóvenes y es en ellos en quienes encuentra el público ideal.

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