El problema es lo que se lee

La lectura es como el alimento: hay nutritivos, dulces y chatarra y, como tal, el consumo puede significar un beneficio o un deterioro.

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“Ahora resulta que todos leen”, comentó un amigo en su cuenta de Facebook,  expresando su hartazgo por la oleada de comentarios sobre la  admiración  masiva de la comunidad de redes sociales por Gabriel García Márquez (q.e.p.d.).

Su valoración es respetable pero considero que el tema va más allá de la muerte de Gabo y los lectores de pose, porque en México, aunque las encuestas de prácticas de lectura hablan de máximo tres libros leídos al año, hay pruebas de que los mexicanos sí leen.

Según datos de la Asociación Mexicana de Internet, los usuarios de la nación azteca están conectados más de 5 horas diarias, y para esta acción invariablemente están leyendo: sus muros, time lines, Dm’s, inbox, post, comentarios, etcétera, además muchos leen revistas del corazón, otras especializadas y hasta los famosos libros vaqueros que continúan vendiéndose.

Entonces la cuestión no es que no leen sino qué están leyendo, ¿para qué?, ¿de qué manera los enriquece o incita su pensamiento y conciencia?  Ahí está el reto.

La lectura es como el alimento: hay nutritivos, dulces y chatarra y, como tal, el consumo puede significar un beneficio o un deterioro, dependiendo de las dosis. Vamos a alimentar nuestro intelecto, espíritu y corazón celebrando el Día Mundial del Libro todos los días, hoy sólo es un pretexto para empezar o retomar el hábito.

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