Joel González/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.-  Fieles a su cita anual, numerosas  familias visitaron este sábado los panteones meridanos para estar cerca de sus difuntos, en una jornada calurosa y  de convivencia familiar en torno a los tradicionales pibes.

Desde las siete de la mañana comenzaron a arribar algo silenciosos los grupos de visitantes entre los que destacaba la participación de adultos mayores y niños, portando ramos de flores, veladoras, implementos de limpieza, cubetas y en algunos casos, recipientes llenos de agua.

“Este año veo más gente que todos los años anteriores y eso es porque la fecha cayó en sábado”, comentó Carlos Llanes Herrera, quien trabaja desde hace más de dos décadas como marmolero del Panteón General.

El trabajador opinó que, basado en su experiencia, la gente 'adelantó' la visita a sus parientes difuntos para aprovechar que en estos días no habrá clases y convivir con sus familias.

Lo anterior fue reforzado  por  la opinión del señor José Paulino May Santos, presidente de la Asociación de Acomodadores de Vehículos en Eventos Culturales y de Servicio de Mérida, quien comentó que en la jornada sabatina  hubo mayor afluencia de vehículos en comparación con los años anteriores.

En contraparte,  la vendedora de flores, Natalia Coyoc Borges consideró que la jornada fue como cualquier otra, ya que solo reflejó el incremento característico de estas fechas en la venta de flores, de las cuales  el cempasúchil y la gladiola fueron los más solicitados por los visitantes.

'Reencuentro' con los seres queridos

Por su parte, la señora Noemí del Carmen Méndez de Manzanero, una visitante que reside en Ciudad del Carmen Campeche y que acudió al Cementerio General, comentó que desde hace más de cinco décadas, cada día 31 de Octubre acude a la tumba para venerar a su difunto padre Felipe Méndez Martínez; a ese respecto expresó: “Mi padre murió hace 51 años y no se nos olvida; es una cosa que llevamos dentro.”.

Explicó que visitan también la tumba de su suegro Dolores Adolfo Manzanero Medina, quien falleciera hace 22 años, la cual se encuentra ubicada a pocos  metros de la de su  progenitor, así como también, dentro de la tradición regional, el pasado jueves instalaron un altar en su hogar con las comidas favoritas de cada uno de ellos,  “así como un vaso de sus gustos: vino, en el caso de Don Felipe y cerveza para el señor Manzanero”.

En el día dedicado a la memoria de los niños fallecidos la mayoría de familias prefiere no hablar de estas historias, porque como lo manifestaron varios de los parientes que fueron interrogados en el Cementerio General, “Los decesos de un pequeño siempre será un evento muy trágico y doloroso”.

Sin embargo otra familia asistente accedió a compartir que por cuarto año consecutivo no faltaron los juguetes en el altar de su casa y la visita al panteón en recuerdo de su nieto (quien sólo logró tener un día de vida),  en el Día dedicado a los niños difuntos. Visiblemente conmovidos los integrantes de esta familia pidieron se respetara su decisión de no publicar sus nombres.

Es indudable que durante este período se pone a flor de piel  la sensibilidad de los vivos para honrar  a sus seres queridos  que han partido hacían otra vida y con ello hacer patente la trascendencia que estos tuvieron en la vida de sus familias; además de que con estas tradiciones se fortalece la creencia cultural mexicana con respecto a la muerte.