Diferencias y similitudes entre los mejores Tri sub-17

La Selección Mexicana de menores disputará una semifinal del Mundial de Chile, con un método distinto al de los campeones en 2005 y 2011.

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La Selección Mexicana sub-17 hoy está en semifinales del Mundial en Chile. (Notimex)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Desde aquel campeonato del Mundo conseguido en 2005, donde la selección mexicana Sub 17 dirigida por Jesús Ramírez se coronó tras dar una demostración de calidad y buen futbol en tierras peruanas, las representaciones sucesoras han puesto el nombre de México en alto, consiguiendo otra corona en el año 2011, además del subcampeonato de los Emiratos Árabes, en 2013.

Actualmente, Mario Arteaga comanda a una nueva camada de jóvenes que, tras haber derrotado a Ecuador en los cuartos de final, se instalaron cómodamente en las semifinales de la Copa del Mundo celebrada en Chile, donde deberán pasar por encima de la vigente campeona Nigeria si quieren aspirar a luchar por la tercera corona que los ubique, junto a Brasil, como la segunda potencia en esta categoría, publica Milenio La Afición.

México llega a las semifinales con un acumulado de cuatro encuentros ganados y solo uno empatado, siendo, junto con Mali, las únicas selecciones invictas entre los sobrevivientes del certamen. Situación que provoca ilusión y expectativa, tal y como sucedió con las otrora campeonas del mundo.   

Sin embargo, y a pesar de las similitudes que estas tres generaciones puedan compartir, hay algunas diferencias notorias que a simple vista saltan a la luz, pues independientemente de los resultados positivos: las individualidades y los propias cualidades presentadas en conjunto, cambian en relación a lo planteado por Jesús Ramírez y Raúl Gutiérrez en el 2005 y 2011, respectivamente.

Perú y sus joyas solitarias

En 2005, México jugó la final ante Brasil con el planteamiento que utilizó durante casi todo el torneo: con una línea de cuatro en el fondo y otra más en medio campo, esta última en una especie de rombo, donde Omar Esparza quedaba retrasado y Carlos Vela por delante; en los costados se ubicaban Giovani dos Santos y Hernández, usando a Villaluz y Aldrete como puntas.

Aquella selección llamó la atención por las individualidades que varios de sus jugadores presentaban, tales como: Carlos Vela, Giovani dos Santos, Omar Esparza, César Villaluz o incluso Ever Guzmán, quien normalmente era utilizado como relevo.

La dupla más recordada fue la que Giovani dos Santos, único elemento con procedencia de algún club extranjero, formó con el hoy delantero de la Real Sociedad, Carlos Vela, quien terminó el torneo como líder goleador del equipo; además, los ya mencionados Guzmán y Villaluz, acabaron entre los mejores 10 goleadores, con cuatro y tres anotaciones, respectivamente.

Los consentidos de casa

En el 2011, México acogió la décimo cuarta edición del Mundial Sub 17, donde el ‘Potro’ Gutiérrez comandó a un grupo de jóvenes, que hizo pesar la localía, al coronarse ganando todos sus juegos en tiempo regular.

De aquel equipo, que jugaba con un esquema 4-3-3, también se recuerda el buen trato al esférico y el trabajo en equipo, sin dejar de lado que también hubo quienes destacaron por su, desequilibrio y elegancia dentro del terreno de juego, ganándose de inmediato la popularidad de los aficionados.

Carlos Fierro, delantero de Chivas, fue el hombre gol de aquel equipo, anotando cuatro goles a lo largo del Mundial, Fierro jugaba en punta o como extremo por derecha, pero siempre acompañado en el ataque por Alfonso González o Marco Bueno; detrás de ellos, hombres como Julio Gómez y Jonathan Espiricueta, movían los hilos del juego, este último, encargado de cobrar magistralmente todos los balones parados. Al final, Gómez se llevó el balón de oro, seguido por Jonathan y Fierro en el tercer puesto.

Al mismo nivel

Nadie duda de la técnica individual de los jóvenes de Mario Arteaga, que en un sistema de juego 4-2-3-1 resalta de inmediato la seguridad de Abraham Romero en el arco del equipo, la sólida dupla que los centrales Venegas y Esquivel han logrado consolidar en la parte baja del equipo, o la labor de Alan Cervantes y Pablo López en la contención, quienes recuperan y distribuyen de forma casi perfecta.

En el ataque, Kevin Lara y Kevin Magaña se han consagrado como volantes descarados y peligrosos; aportan gol y, en complicidad con José Gurrola, sirven al centro delantero Eduardo Aguirre.

Sin embargo, Arteaga ha sabido unir todas estas cualidades en un funcionamiento donde todos destaquen por igual, pese a la labor que cada uno desempeña sobre el campo, se una un trabajo más compacto que, hasta ahora, ha rendido los mismos frutos que las selecciones campeonas. 

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