‘Niños de la zafra’, con un futuro incierto

Los pequeños tienen pocas posibilidades de educación y deben trabajar para subsistir.

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Por la falta de recursos, tienen que laborar junto a su familia, quienes cambian periódicamente de residencia en busca de trabajo. (Carlos Castillo/SIPSE)
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Carlos Castillo/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- De 300 niños que llegan con los dos mil cortadores de caña de la zafra, solo la mitad acude a la escuela. Viven entre la pobreza, el trabajo infantil y la incertidumbre de un futuro.

Los niños del albergue cañero, ubicado en la Ribera del Río Hondo, tienen que trabajar junto con su familia, quienes cambian periódicamente de residencia en busca de trabajo.

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Es por ello que no todos saben leer y escribir, lo que limita sus oportunidades de acceder a mejores condiciones de vida, señaló Irma Serrano, encargada del Comedor Comunitario de la Comunidad de Allende.

Los pequeños que van a la escuela lo hacen en las escuelas de educación básica del Consejo Nacional del Fomento Educativo (Conafe), y solo si llegan los instructores a impartir clases, pues en ese caso se dedican a las labores del campo cortando caña o acompañando a su padre.

En esa zona, no hay dinero para otras atracciones, pues lo que llega al hogar es destinado para la comida y las necesidades más apremiantes.

En un recorrido que se hizo por el lugar, se pudo constatar que las familias viven en cuartos reducidos donde para acomodarse algunos viven en el suelo de concreto para descansar y colocar sus pertenencias.

Algunos tiene la suerte de contar con un colchón, pero otros duermen sobre el concreto o con mucha suerte, en alguna hamaca.

Alma García Hernández, delegada de la Comunidad de Sac-Xan, señaló que cuando le llegan apoyos reparte colchonetas y cobertores a los jornaleros agrícolas de las galeras.

En algunas galeras, las familias tiene que convivir con inquilinos que, diariamente ingieren bebidas embriagantes y drogas, además las riñas son constantes los fines de semana;  datos de la delegación de la Cruz Roja en la zona, indica que es la tercera causa más recurrente de los servicios que se brindan: lesionados, apedreados, macheteados, e intoxicados.

Claudia María Iuit Acosta, representante de Emalur,  (“Mujer de la tierra” en vasco), que es un programa de desarrollo social del Ingenio San Rafael de Pucté dijo que vigilan que en los albergues no se tenga hacinamiento, además verifican que cuenten con todos los servicios como agua potable, energía eléctrica y baños.

Benjamín Gutiérrez Reyes, líder cañero de la CNPR, indicó que existen alrededor de siete escuelas del Conafe, en la Ribera del Río Hondo, de un total de 12 galeras, pero dijo que debido a que la población es flotante, no se puede exigir que en cada galera se imparta clases, cuando no se sabe cuántas familias llegaran cada año con niños; este año se estima que llegaron alrededor de 300 infantes.

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