Menonitas devastan la selva bacalarense

Llevan 15 años establecidos en territorio quintanarroense.

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La comunidad está dedicada al cultivo de tierras en el sur del estado. (Carlos Castillo/SIPSE)
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Carlos Castillo/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- La comunidad menonita dedicada al cultivo de tierras en el sur de Quintana Roo ha devastado más de 20 mil hectáreas de selva en diferentes ejidos del municipio de Bacalar durante los 15 años que llevan establecidos en territorio quintanarroense.

El dato fue aportado por Paulino Lucero Castro, presidente de la Confederación Campesina Cardenista (CCC), quien abundó en que este año los menonitas “compraron 10 mil acres” (alrededor de cuatro mil hectáreas) en ejidos como El Bajío, donde adquirieron más de dos mil hectáreas, mil 100 hectáreas en San Fernando y otras más distribuidas en los ejidos de Payo Obispo, Buena Fe, Nuevo Tabasco y Ávila Camacho, en donde compraron entre 200 y 500 hectáreas aproximadamente.

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Se habla sobre un proyecto de expansión de más de 100 mil hectáreas.

La tremenda deforestación que realizan estos colonos de origen alemán es para la producción de maíz, frijol, calabaza, sorgo, tomate, jalapeño, habanero, cacahuate y papas por mencionar algunos, todo, a grandes escalas.

“Nuestra preocupación es que sabemos que ellos hacen uso de semillas transgénicas, y aunque poco sabemos de ellas, estamos conscientes de los efectos secundarios a largo mediano y plazo, tanto para el suelo, como para la gente que consume esos productos”.

En un recorrido por las comunidades de Salamanca, San Fernando y El Bajío, la afectación a la cobertura vegetal es evidente. Incluso utilizan maquinaria pesada para derribar árboles de gran tamaño, a pesar de los sellos de suspensión que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) colocó hace dos meses.

La maquinaria pesada que utilizan los productores menonitas para, literalmente, rapar la selva en el sur del estado, arrasa por igual árboles de gran tamaño que selva mediana, dejando el suelo libre de roca, arbustos y maleza, listo para el proceso agrícola de gran escala que acostumbran.

Menonitas, son parte de algunos Núcleos Agrarios.

El presidente del Comisariado Ejidal de San Fernando, Josué Cetzal Poot, reconoció que el Ejido le vendió a un grupo de siete menonitas una extensión de mil hectáreas de tierras ejidales, mismas que ya están desmontadas. Sin embargo, la Profepa sólo les clausuró 108 hectáreas porque supuestamente violentan la ley ambiental.

Indicó que los siete menonitas que compraron las mil hectáreas son ejidatarios de San Fernando, cuentan con sus derechos agrarios y, por ende, el Ejido los apoya para que la Profepa retire las clausuras que violentan la autonomía del núcleo agrario.

“Se está buscando el enlace con el Gobierno del Estado para que tome cartas en el asunto, y se levante esta restricción, pues también son ejidatarios los menonitas y generan trabajo para los habitantes de la comunidad”.

Precisó que de los 300 habitantes de San Fernando, al menos 70 labora en las granjas menonitas, algunos sembrando diversos productos, como maíz, sorgo, otros en la limpieza de los cultivos y otros más en la construcción de silos, que es donde los colonos guardan todas las cosechas.

En algunos ejidos, como Blanca Flor, está prohibida la venta de grandes extensiones de terreno a la comunidad menonita, por el daño que causan a la selva y la siembra de transgénicos.

Alfonso Ek Poot, presidente del Comisariado Ejidal, dijo que los ejidatarios de Blanca Flor constantemente realizan jornadas de reforestación, con árboles endémicos de la zona para contrarrestar lo que dijo “es el ecocidio más grande del Estado y que están cometiendo los “menonas”, pues con sus grandes máquinas derriban la selva sin importar que tengan plantas o árboles en peligro como las palmas y las caobas.

Algunos propietarios de tierras del ejido Othón P. Blanco, 120 kilómetros al norte de la ciudad de Bacalar, ya muy cerca de la frontera con Campeche, comentaron haber vendido predios de 100 hectáreas a compradores menonitas que, de inmediato, metieron maquinaria pesada para ampliar el acceso a una decena de antiguos lotes de tierras nacionales, ya tituladas.

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