Javier Ortiz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- El tráfico de lanchas que brindan paseos en la laguna, se ha convertido en riesgo latente para bañistas que tienen que cuidar que no sean arrollados, porque se acercan a las orillas peligrosamente.

Rosalía Canul Rodríguez, pasó tremendo susto cuando observó una embarcación acercarse a gran velocidad al sitio donde nadaba su joven hijo, a escasos cinco metros de la orilla, en las cercanías del balneario ecológico, alcanzó llegar y reclamar al tripulante la osadía, pero recibió como fría respuesta que “ya lo había visto”.

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La respuesta del tripulante incrementó su enojo, porque a pesar de que supuestamente había visto a su hijo nadando, arriesgó su vida al pasar a pocos metros cuando el joven se encontraba bajo el agua.

Joaquín Calderón Franco, presidente de la Asociación de Prestadores de Servicios Náuticos de Bacalar, admitió la proliferación de embarcaciones en temporada vacacional; señaló que hay alrededor de 120, de las cuales sólo 45 se encuentran regularizadas.

“Son los (operadores) que conforman nuestra organización, a través de tres cooperativas, es decir, están regularizados y por lo tanto, cuentan con medidas de seguridad, adoptan criterios de navegación y cuidan el entorno natural, de los 75 restantes, se desconoce la forma en que operan”, afirmó.

Garantía de seguridad

Aseguró que los lancheros organizados, cuentan con extintores en sus embarcaciones, tarifas a la mano, radio de comunicación, chalecos salvavidas y Libreta de Mar de los tripulantes, que garantiza que cuentan con la debida preparación para navegar y auxiliar a los pasajeros en caso necesario.

Reconoció que se han provocado derrames de combustible pero ocasionados por gente inconsciente o descuidada, que no pertenecen a la asociación, además de que respetan las disposiciones de navegar a una velocidad de 35 kilómetros por hora y no se acercan a la orilla, principalmente en las zonas de bañistas.

Bañistas señalaron que algunas embarcaciones pasan cerca de los balnearios y provocan olas que representan peligro para los pequeños que nadan en las cercanías, además del fuerte olor a combustible que se percibe.

El peligro es latente por la gran cantidad de embarcaciones que navegan en el cuerpo lagunar, “antes podíamos nadar de noche, ahora no, por el riesgo de ser propelado por alguna lancha”, señalaron en redes sociales los ciudadanos, quienes pidieron intervención de la Capitanía de Puertos para frenar la proliferación de lanchas.