¿Eres un workaholic? checa si tienes adicción al trabajo

Comenzamos a identificar qué tanto de esas conductas se convierten en trastornos ocupacionales.

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Las personas con este perfil son aquellas más competitivas, perfeccionistas, tienen problemas con delegar obligaciones o trabajar en equipo. (Foto: Sin Embargo)
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Agencia
CIUDAD DE MÉXICO.- Es fácil ser un adicto al trabajo, pues los mismos ambientes laborales estimulan que sus empleados busquen mayor estatus y reconocimiento, aunque tengan que sacrificar aspectos sociales, familiares e incluso su salud, para lograrlo. Experto de la UNAM explican cómo reconocer a un workaholic.

Durante las últimas tres décadas, investigadores alrededor del mundo han indagado en el área de estrés laboral y las variables que generan formas de comportamiento que, bajo diferentes circunstancias, reciben distintas nomenclaturas en las que se incluyen la adicción laboral, obsesión o pasión por el trabajo, “entrega” o síndrome de la alta productividad y que en cada uno de estos casos hay una relación directamente proporcional con altos niveles de desempeño.

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Los motivos para trabajar son diversos y las preguntas sobre ello infinitas; sin embargo, el individuo que tiene vida laboral activa experimenta diferentes tipos de presiones en el ambiente de trabajo, así como la necesidad de distinción en su desempeño con el objetivo de subir de categoría, mejorar los ingresos u ocupar un mejor puesto.

Es así como se tiene definido con un término específico a este grupo de individuos que, en aras de buscar un mayor estatus y reconocimiento laboral, pueden llegar a descuidar aspectos sociales, familiares e incluso de su propia salud para lograr dicho objetivo y son los workaholics o trabajólicos.

¿Cómo saber si soy un workaholic?

La doctora y coordinadora del área de Psicología Organizacional de la UNAM, Erika Villavicencio Ayub, mencionó en entrevista que el perfil de un trabajólico es variado pero generalmente tiene el llamado perfil tipo A.

Explicó que las personas con este perfil son aquellas más competitivas, perfeccionistas, tienen problemas con delegar obligaciones o trabajar en equipo, pueden llegar a tener dos empleos o combinar el estudio con trabajo.

“Tienden a ser muy individualistas, obsesivos; además de que hay una serie de conductas que se van sumando, como el consumo de cigarro o alcohol, mala alimentación, entre otras características que buscan no distanciarse de la actividad laboral”, comentó Villavicencio Ayub.

También existen mujeres que son amas de casa y que además tienen trabajos fuera del hogar. Este tipo de personas suele descansar poco y trabajar más de su horario normal, en su tiempo libre o vacaciones, y no pueden desconectarse de su trabajo ni siquiera en la enfermedad.

Bryan Robinson, psicoterapeuta y autor de numerosos libros basados en estrés laboral y trabajolismo, define la adicción al trabajo como un trastorno obsesivo compulsivo que se manifiesta en la forma de exigencias autoimpuestas, inhabilidad de regular los hábitos de trabajo y una sobregratificación que llega al grado de excluir casi todas las demás actividades de la vida.

Robinson menciona en un artículo publicado en The New York Times que básicamente hay cuatro raíces en la adicción al trabajo. Se empieza desde la infancia y buscan compensar la idea de sacar de “pobre” a la familia y argumentos similares, culturalmente el trabajo es visto como sufrido y los factores sociales refuerzan su desarrollo.

Jefes Tóxicos

La doctora Villavicencio Ayub ha dedicado parte de sus investigaciones al análisis de las áreas relacionadas con salud ocupacional y estudia variables como la adicción al trabajo, estrés laboral, presentismo, aburrimiento laboral y algunas vertientes de salud.

“La idea de estudiar el fenómeno de los adictos al trabajo surge de la experiencia que tengo con las empresas, y en ellas he visto cómo en la misma cultura predomina una constante que nos permite llamar a estas corporaciones como empresas tóxicas”, explicó.

Después de aplicar una encuesta a un total de tres mil trabajadores de distintas empresas mexicanas, el grupo de investigadores, que es encabezado por la doctora Villavicencio, permitió encontrar el perfil de las empresas denominadas como tóxicas.

En este tipo de empresas se premian dichas conductas dañinas a la salud del trabajador, “comenzamos a identificar qué tanto esas conductas se convierten en trastornos ocupacionales, entre ellos la misma adicción”.

Según los resultados de este estudio, las empresas tóxicas carecen de programas de balance de vida y trabajo, además de no contar con una estructura organizacional en función de cargas y responsabilidades y, por si fuera poco, tienden a restringir prestaciones.

Algunas de las características de las condiciones laborales que pueden contribuir a la aparición de trabajólicos es la falta de horarios fijos y que estos no se respeten, “si tu horario es de 9 a 6 de la tarde, los ejecutivos ven mal que te vayas a tu hora porque suponen que no estás comprometido”, mencionó Villavicencio Ayub.

El ambiente laboral donde hay mucha competencia es otro factor que fomenta la “absorción” total del empleo, aquel que está todo el tiempo disponible y conectado con el mismo y que está dispuesto a dejar en segundo plano otras necesidades de vida con tal de responder al trabajo.

“Los mismos superiores promueven que esta adicción se presente, ya que son ellos los que buscan al empleado fuera del horario laboral o piden estar al pendiente fines de semana por correo o por mensaje”, continúa.

De acuerdo con algunas cifras de las encuestas aplicadas por el equipo de estudio de la doctora Villavicencio, 85 por ciento de las compañías premia estos comportamientos y mencionó que la cultura laboral del país ha confundido la adicción al trabajo con el compromiso.

“El uso de la tecnología también ha traído varios trastornos, como por ejemplo el tecnoestrés, que es otra de las variables que yo estudio, y en un trabajólico aumenta entre cinco y veinte horas a la semana de trabajo gracias a que está conectado vía correo o redes sociales”.

Adicción sin remuneración

De acuerdo con Rodrigo Peniche, ser un adicto al trabajo o trabajólico tiene consecuencias de varios tipos y estas se dividen en conductuales, físicas y psicológicas.

“En toda la parte conductual engloba el consumo de sustancias, mala alimentación, irritabilidad, individualidad y aislamiento, lo que trae a su vez mayor índice de divorcios, problemas familiares, etcétera”, mencionó el especialista.

Con la parte psicológica o emocional, la gente se vuelve irritable. Por más esfuerzo hecho no consigue resultados y eso lleva a un nivel elevado de frustración, lo que corresponde a que la persona dude de sus propias capacidades. “Es decir, por el mismo desgaste acumulado, se le hace más difícil ser productivo y, por ende, parece que ya no es tan capaz como solía ser”.

Dentro del aspecto biológico o físico, la persona se comienza a enfermar más, hay pérdida o aumento de peso, además hay otros trastornos provocados por este mismo problema, como dermatitis, colitis, migrañas, entre otras enfermedades.

Las consecuencias de estas acciones son trastornos de sueño, enfermedades por causa de la sobrecarga de trabajo y desgaste que van adquiriendo, además de que son personas que tienen un significado distorsionado de lo que implica tener un compromiso laboral.

“Como son personas que no tienen horarios y postergan otro tipo de situaciones de la vida como el deporte, entretenimiento, descanso y alimentación, tienen afectaciones que desequilibran al organismo y pueden llegar a los trastornos más fuertes que es el conocido Karoshi, este término se acuñe a la muerte por infarto al miocardio”, explicó Erika Villavicencio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que nuestro país registra aproximadamente 75 mil infartos al año, de los cuales 25 por ciento está relacionado con alguna enfermedad producida por estrés laboral.

No existe una profesión específica que se pueda asociar con más o menos trabajólicos, depende mucho del tipo de personalidad de cada individuo y aunque no exista un clima laboral en las empresas que no favorezca la adicción, existen personas que lo desarrollan de acuerdo con la condición del trabajador.

Según los expertos, la condición de vida también influye en el desarrollo de la adicción, ya que para algunos el trabajo es el refugio de alguien que tiene problemas en su hogar, entonces la persona prefiere trabajar que llegar a casa y enfrentar la situación.

La gente que es adicta al trabajo lo es principalmente porque involucrarse en sus tareas laborales le permite estar tranquilo de otras áreas de su vida.

“Hay varios factores que pueden dar cabida a que este tipo de adicción se desarrolle. ¿Hacia dónde tendríamos que ir? Yo creo que hay que entender que la adicción al trabajo no es equitativa al compromiso laboral y que la productividad se mide de otra forma”, subrayó la doctora Villavicencio.

Otra de las consecuencias que se producen por el trabajolismo es el aumento en la cantidad de divorcios e incluso en el sobrepeso y obesidad, pues hay una tendencia a mantenerse sedentario y pasar muchas horas sin hacer actividad física.

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