Christian Coleman: con récord del mundo y oro mundial

Ganó en la carrera 60 metros con un registro de 6.37 segundos.

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Coleman era el claro favorito y nadie fue capaz de desmentirlo sobre la pista. (Reuters)
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Agencias
BIRMINGHAM, Reino Unido.- Siete meses después de la retirada del mejor velocista de todos los tiempos, Usain Bolt, el estadounidense Christian Coleman ratificó ayer en los Mundiales en pista cubierta de Birmingham su condición de nuevo rey del sprint al conquistar el título de 60 metros con un registro de 6.37, nuevo récord de los campeonatos.

De acuerdo con información de El Mundo y El Espectador, el chino Bingtian Llegó segundo con récord asiático (6.42), seguido del otro estadounidense Ronnie Baker (6.44). El velocista de Atlanta se presentó en Birmingham con el propósito de ser investido, con 21 años, sucesor del astro jamaicano pero tenía que vencer, entre otros, a Baker, segundo del ránking mundial con 6.40, y al impetuoso Bingtian Su, tercero de la lista con 6.43, que había deslumbrado en la campaña bajo techo.

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Con su récord mundial de 60 metros (6.34) todavía caliente, cuando conquistó su primer título nacional la semana pasada en la altitud de Alburquerque, Coleman era el claro favorito y nadie fue capaz de desmentirlo sobre la pista. Su tobillo privilegiado le catapultó en 151 milésimas y se deslizó sobre la pista de forma que su victoria nunca estuvo en peligro.

El año pasado regresó de los Mundiales al aire libre de Londres con un sabor agridulce. Batió por una centésima al más grande de todos los tiempos en la final de 100 metros -Bolt tuvo que despedirse con un modesto bronce-, pero a su vez fue derrotado por un atleta quince años mayor que él, su compatriota Justin Gatlin. La de Birmingham es su primera medalla de oro en un gran campeonato.

Coleman siempre relata la alegoría de los talentos aplicada a su crecimiento: Dios me dio tanto talento, suele decir, que sería un pecado no trabajarlo al máximo. Como su padre, Coleman intentó en Atlanta que ese talento brillara en un campo de fútbol americano, pero pese a su velocidad única, su agilidad, su brinco, ningún equipo le quiso porque es muy bajito (mide 1,74m).

No dejó de correr y acabó en Knoxville, en la Universidad de Tennessee, donde el técnico Tim Hall le ha corregido casi todos los defectos. Ya no corre tan echado para adelante (aunque en la serie matinal trastabilló al salir de tacos y tardó en erguirse lo suficiente para convertir en un jogging 30 de sus 60 metros ganados), ya no teme a nadie.

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