Real Madrid tiene un deseo para este año: mejorar

Este 2015 se fue sin título conquistado pero con un histórico que salió por la puerta de atrás y un cambio de entrenador sin resultados.

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Uno de los golpes más dolorosos para el Real Madrid en 2015 fue la derrota sufrida en el Clásico español ante el Barcelona. Con cuatro goles, los blaugranas blanquearon a los jugadores merengues quienes no pudieron ocultar la humillación. (Archivo AP)
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EFE
MADRID, España.- El Real Madrid cierra un año para el olvido, un 2015 en el que no conquistó ningún título, llegó el fin del ciclo de Iker Casillas en el club de su vida, el cambio en el banquillo de Rafa Benítez por Carlo Ancelotti y una continua sensación de descontento popular, que han convertido cada partido en el Santiago Bernabéu en un juicio continuo.

Nada bueno deja el 2015 para el Real Madrid. Su último éxito llegó con la conquista del Mundial de Clubes en diciembre de 2014. Desde ahí inició una caída a la que aún no ha puesto freno. El primer partido de enero, en Mestalla ante el Valencia como se repetirá en el nuevo año en un partido decisivo para el futuro de Benítez, puso fin el equipo que por entonces dirigía Ancelotti a su histórica racha de triunfos.

El contador de victorias se paró en 22 y en Valencia comenzó un bajón físico que no tuvo solución. Numerosas lesiones, falta de rotaciones y la ausencia de títulos importantes en una temporada en la que nadie recordaba el doblete (Supercopa de Europa y Mundial de Clubes), fulminaron el crédito ganado por Ancelotti con la conquista de la Décima Copa de Europa.

La Copa del Rey se le escapó en enero al Real Madrid, con su tempranero cruce con un Atlético de Madrid que le tomó la medida. En febrero torpedeó el camino blanco al título de Liga, con un 4-0 que dejó un huracán irrefrenable con la fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo, posterior a la imagen del Vicente Calderón.

El Valencia sentenció en mayo en el Bernabéu a un Real Madrid que veía como la Liga volaba a Barcelona, el día que Iker Casillas dijo basta, acusado de todos los males, silbado en cada partido por un sector de la afición que nunca le perdonó su pulso con José Mourinho. Poco después anunciaría su salida al Oporto, dejando atrás toda una vida entregada al club de su corazón desde que entró siendo un niño en la cantera.

Esperanza 'desangelada'

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, decidió dar un giro al estilo y apostar por Rafa Benítez. Regresaba a la que fue su casa el técnico madrileño sintiendo la obligación de conquistar títulos visto el destino de Ancelotti. En esa exigencia ha caminado sin estabilidad desde el inicio. Con una plaga de lesiones que han condicionado la temporada y sin una evolución en un juego poco vistoso cuando ya ha dispuesto de todas sus estrellas.

El arranque con paradas de todo tipo del costarricense Keylor Navas salvaron muchos puntos, pero el equipo, firme en su caminar en Liga de Campeones superando al PSG en el pulso por el liderato de grupo, ha ido aumentando las dudas con malos resultados cada vez que se ha encontrado con un rival de entidad. El conformismo en el Calderón para acabar empatando, la imagen dejada en la derrota en Sevilla o Villarreal, y el vapuleo en el Clásico del Bernabéu (0-4), abrieron una brecha de difícil cura entre el técnico y la afición.

Nada ayudó lo ocurrido en Cádiz en el estreno en la presente Copa del Rey. La alineación indebida de Denis Cheryshev, que debía cumplir un partido de sanción en la competición de la pasada campaña, provocó la denuncia del rival y la eliminación del Real Madrid. Sus recursos no prosperaron y la imagen dejada dio la vuelta al mundo.

En esas aguas turbias, con Benítez en entredicho y Zinedine Zidane preparado para el relevo, el Real Madrid busca la estabilidad con resultados que asienten el actual proyecto. Es lo único que calmaría el estado actual del madridismo, que silba a su entrenador antes de cada partido y juzga en función de la entrega o el acierto en cada acción a sus jugadores. 

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