Los desvaríos de una Princesa
Todos los asistentes a la ponencia de Carrie Fisher concuerdan en que la actriz actuaba de manera extraña.
Hugo Peniche/Enviado Especial
ANAHEIM, Ca., EU.- Tras acabar subir al escenario y quitarse los zapatos, hablar de todo y nada a la vez, tener un par de detalles con dos fans, la Princesa Leia no pasó desapercibida, y no por su fama, sino por su actitud.
Para todos es sabido que Carrie Fisher ha tenido que enfrentarse varias veces consigo misma debido a los excesos con la bebida una vez terminada su participación en la saga de Star Wars y prácticamente pasar desapercibida como actriz en las salas cinematográficas del mundo.
De hecho, recordó en su presentación que tenía un llamado a los sets de “El Regreso del Jedi”, pero la noche anterior había una presentación con los Rolling Stones: “Mi cabeza se iba de un lado para otro, ‘la diversión o la responsabilidad’, al final tomé una decisión -la de la responsabilidad más irresponsable-, ir a las dos”.
Un fan que se declaró su admirador le preguntó cuál era su escena favorita de Star Wars, ella respondió acudiendo al borde del escenario y lo abrazó por un rato, al término del mismo, se levantó y preguntó:
"¿Cuál era la pregunta?”, lo que despertó las carcajadas de los asistentes y se fue a sentar su lugar como si fuera bailarina de ballet.
Pero lo sobresaliente fue, como se mencionó ayer, el largo beso que le “catafixió” a un fan por una foto que le debía desde hacía dos años.
Al final, Carrie Fisher se abrazó con el presentador y anfitrión del evento, y dejóse caer sobre él, aplastándolo para luego levantarse, aceptar con reverencias el aplauso del público, llamar a su perro y agarrar su bebida para perderse entre bambalinas.