María José Cantú/Milenio
MÉRIDA, Yuc.- En diversas ocasiones Miguel Bosé se ha volcado en apoyar causas como la paz, el VIH, el medio ambiente y sobre todo la infancia.

Desde que se convirtió en padre, el cantautor trabaja con más fuerza para dejarle un mundo mejor a sus hijos y a todos los niños del mundo, razón por la que a través de su fundación Patrimonio Indígena, contribuyó a la inauguración de La Casa del Niño Indígena Miguel Alemán Valdés, en Yucatán.

“Hay una deuda muy grande que tengo con este país y creo que jamás voy a poder pagarle, pero esta es una manera de hacer algo por su historia, sus raíces, su diversidad y su riqueza. Cada que abro un albergue voy curioso, entusiasta y expectante de ver qué es lo que va a pasar”, dijo en entrevista Bosé. 

“Quiero dejarle un mundo mejor a mis hijos, desgraciadamente en estos años ha habido actos que han deteriorado el estado de las cosas. No les voy a dejar el mundo que hubiera querido, pero voy a intentar dejarles el mejor posible, por eso trabajo todos los días y quiero contagiar a esta gente”, agregó el cantante. 

El evento ocurrió ayer al mediodía, cuando un calor infernal, pero habitual para los yucatecos, acompañó a Bosé hasta Citincabchén, Chapab, poblado dónde 80 niños de entre seis y 15 años resultarán beneficiarios de una mejor educación. 

Bosé llegó al lugar acompañado de sus músicos y coristas, y antes de iniciar el recorrido por las instalaciones que apadrina, los pequeños le regalaron una porra y él la agradeció repartiendo besos y abrazos. 

A pleno rayo del sol se llevó a cabo una ceremonia a la naturaleza precedida por el J-Men Édgar Peraza, donde Miguel participó en la siembra de una ceiba para pedir permiso a los elementos para trabajar las plantas medicinales en el recién construido jardín botánico. 

Acto seguido, el cantante visitó los dormitorios y bajo las lecciones de una niña aprendió a colgar y descolgar una hamaca, tal como lo hacen los beneficiarios a la hora de dormir; tan común para los niños y tan novedoso para el grupo de españoles que la actividad se prolongó y resultó divertida. 

Dos balones de basquetbol llegaron a manos del cantante con el fin de ser autografiados; sin embargo, no desaprovechó el momento de encestar y batirse a duelo con los músicos de su banda antes de pasarles el plumón. Pronto todos fueron niños y disfrutaron del juego por unos minutos.

La idea que Patrimonio Indígena opera en los cuatro centros planeados para Yucatán, es que además de sus estudios, los pequeños aprendan a desarrollar otras habilidades, por ello los talleres impartidos y presumidos a Miguel Bosé, fueron de medicina tradicional, una panadería y una planta purificadora de agua, donde colaboran todos. 

Entre antojitos yucatecos, aguas típicas, cochinita pibil, agua y pan, resultado de las labores del lugar, Miguel Bosé y su crew participaron en una convivencia amena que duró más de dos horas, y que finalizó con una sorpresa que lo conmovió: 

Sus temas “Te amaré” y “Aire soy”, sonaron a todo pulmón traducidas al maya. Bosé miraba perplejo al igual que sus acompañantes, y después de aplaudirle a los niños en agradecimiento, les prometió que la próxima vez cantaría con ellos en su lengua. 

Antes de retirarse de la casa, el cantante recibió un mantel bordado con la leyenda en maya: “Miguel Bosé, hombre de paz” y cerró con broche de oro regalando boletos para el concierto que ofrecerá esta noche en Mérida. 

En concierto

• El cantante español se presentará esta noche en el Coliseo Yucatán con su gira Estaré.