El municipio que erradicó el crimen organizado, secuestros y extorsiones

En este municipio de Michoacán no hay crimen organizado y tampoco hay deuda, el presupuesto se reparte equitativamente y todo es gracias a la organización ciudadana.

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En Cherán, la basura se separa en seis categorías y no solo en orgánica e inorgánica, como en la mayoría de las ciudades. (Jorge Carballo/Milenio)
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Javier Vega/Milenio
CHERÁN, Michoacán.- Cualquier político quisiera presumirlo: aquí no hay crimen organizado, secuestros o extorsiones. Tampoco hay deuda y el presupuesto se reparte según las prioridades de la gente. En este municipio la rendición de cuentas y la revocación de mandato son una realidad. Varios proyectos, únicos en América Latina, están en marcha. Pero ningún partido puede colgarse estas medallas. Todo es producto de la organización ciudadana en una población indígena... en pleno Michoacán.

Cherán se localiza a hora y media de Morelia, en la región de la meseta purépecha. En la carretera rumbo a Uruapan se toma la desviación hacia Santa María Huiramangaro. Luego de varios pueblos, un retén marca el alto. Los hombre que están ahí, por su equipamiento y uniforme, parecen miembros de las fuerzas armadas. Usan camuflaje y armas largas. Pero no: en realidad son miembros de la "ronda comunitaria" integrada por habitantes.

"Nos encargamos de revisar cada vehículo que intenta introducirse en la comunidad", explica José Magaña, quien —al igual que sus 80 compañeros— ha jurado defender con su vida el municipio. Mientras conduce una camioneta del año, totalmente equipada como patrulla, asegura que los grupos criminales con presencia en los pueblos vecinos prefieren no meterse en Cherán.

"Hemos logrado anular todo tipo de delitos aquí dentro, en particular los asesinatos, levantones, desapariciones y, sobre todo, la tala clandestina", presume. "Aquí sí le piensan", afirma José, de apenas 26 años.

Cherán es un pueblo bravo y hasta las corporaciones policiacas necesitan permiso para entrar; lo mismo estatales que federales. Aun sin ellos, este municipio michoacano puede presumir su total tranquilidad. Ese es su primer logro, algo que atribuyen a la unidad y a la expulsión de los partidos. Aquí la propaganda y los políticos están prohibidos, incluso el gobernador no es bienvenido.

La violencia en Cherán

Cherán se levantó en armas en 2011 para enfrentar al crimen organizado que azotaba la región. Los pobladores llegaron al límite orillados por la delincuencia, la depredación de sus bosques y la ineptitud gubernamental. Durante años PRI y PRD mantuvieron el control del municipio sin que esto frenara la creciente descomposición y la violencia.

"Nos unió el poder enfrentar un problema, pero también nos ayudó quitarnos esa venda de los ojos que eran los partidos. Partidos viene de partir, de dividir y ahora estamos más unidos que nunca", afirma el profesor Pedro Chávez Sánchez, miembro del Consejo Mayor de Cherán.

Maestro de sexto de primaria, Chávez Sánchez intercala sus labores académicas con el servicio público. Es uno de los 12 miembros del consejo, la máxima representación de la comunidad. Cada uno es elegido por sus vecinos, en un sistema de asambleas donde todos los cargos son rotativos.

A diferencia de cualquier político, los consejeros saben que su poder es prestado y que podría ser revocado en cualquier momento. La rendición de cuentas no es una ceremonia anual, ocurre semanalmente.

"No hay sueldos onerosos, la máxima de las compensaciones es de cuatro mil pesos y no hay reelección. Eso nos mantiene con los pies en la tierra, para que no nos sintamos más que nadie", explica el funcionario.

Son cinco años ya de este experimento, de una rebelión que no solo llama la atención de comunidades cercanas y de medios nacionales, sino de periodistas al otro lado del Atlántico. 

"La próxima semana viene gente de la BBC", adelanta otro consejero. Regresarán a Londres con buenas noticias: los resultados del autogobierno indígena de Cherán están a la vista.

El megaproyecto

El Cerro de Kukundikata se levanta imponente. Es un volcán extinto que custodia a Cherán y que, gracias al ingenio de sus habitantes, será fuente de agua potable para el municipio. Con ayuda del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y de la Fundación Gonzalo Río Arronte, los cheranenses han transformado un cráter en su primer megaproyecto.

"Es el sistema de captación pluvial más grande de Latinoamérica", presume el ingeniero Ricardo Silva, actual encargado de la obra. Su capacidad aproximada es de 20 millones de litros. Para dimensionarlo: podría dotar de agua a Cherán por espacio de dos meses en tiempos de sequía.

Pero eso no es todo. Las labores continúan para construir un sistema de conducción, reforzado por dos cisternas, que concluye en una planta potabilizadora. En cuestión de días comenzarán a producir su propia agua purificada. En la etapa inicial, los garrafones serán distribuidos en escuelas y oficinas de gobierno.

"Nosotros como comuneros de Cherán buscamos la industrialización para crear empleos y así no depender de otras instancias para sobrevivir", apunta el ingeniero Silva.

La apuesta por la generación de empleos es evidente en las empresas comunales. Por ejemplo, el vivero forestal donde actualmente trabajan 35 personas. Ahí se producen un millón 500 mil árboles al año, entre frutales y coníferas. Éstos se utilizan en labores de reforestación o se comercializan.

La comunidad también posee un aserradero, una fábrica de resina y otra de block. "Anteriormente, se batallaba un poco más. Tenía uno que salir del pueblo para trabajar", comenta Antonio Macías, encargado de la bloquera.

El caso de Antonio evidencia que en las empresas comunales el crecimiento laboral está garantizado. Antes del levantamiento de 2011 era campesino, y luego de trabajar durante tres años como obrero, fue elegido supervisor. Para él, es natural pensar que alguno de los trabajadores tomará su puesto en la próxima administración.

Los adoquines que producen son utilizados en beneficio del municipio. Cuadrillas de trabajadores los colocan en calles y banquetas cubriendo actualmente 85 por ciento de las vialidades, según el Consejo Mayor. Ninguna población cercana puede presumir lo mismo.

La nueva meta de Cherán es ambiciosa: acabar con el problema de los desechos sólidos. Con la ayuda de asesores externos, el municipio diseñó el programa Cero Basura, que tiene reglas estrictas e innovadoras. Por ejemplo, la basura se separa en seis categorías y no solo en orgánica e inorgánica, como en la mayoría de las ciudades.

Norma Magaña, responsable de implementar el programa, dice enfática: "Cherán está a la vanguardia en el manejo de residuos sólidos, te puedo asegurar que muy por encima de algunos países europeos". Lo que sigue es construir una planta de reciclaje y un biodigestor.

Sí, los comuneros de Cherán son visionarios. Y aunque han roto relaciones con los partidos, siguen dialogando con la estructura de gobierno a escala estatal y federal. Son rebeldes, pero no se aíslan. Por todo esto, en los pueblos vecinos ya se usa el verbo "cheranizar".

"Muchos vienen de otras partes y dicen que quieren cheranizarse", afirma el encargado de una empresa comunal.

—¿El modelo puede replicarse? —se le cuestiona.

—¡Claro que se puede! Es cosa de unirse y echarle ganas —responde.

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