César Barboza/Milenio
CIUDAD DE MÉXICO.- Países de economías emergentes deben retrasar sus proyectos petroleros, especialmente en aguas profundas, ante la previsión de que los precios del crudo se mantengan bajos; además, México debe actuar con cautela en la implementación de licitaciones, sugirió John Baffes, economista senior del Banco Mundial.

La recomendación tiene una correlación con el gasto en inversión física del gobierno. La inversión física presupuestaria —como bienes de capital para producción— disminuyó 34 por ciento en los primeros tres meses del año respecto al mismo periodo de 2015, de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda.

Ese tipo de inversión se ubicó en 84.2 mil millones de pesos, el nivel más bajo desde 2013, año previo al desplome de los precios del petróleo. Además, el año pasado la inversión física del gobierno en el sector hidrocarburos cayó a 1.9 por ciento del producto interno bruto, el nivel más bajo desde 2008.

“Cualquier gobierno que tenga en puerta proyectos debe ser muy cuidadoso para no solo examinar el entorno de precios, sino también otros escenarios a la baja a futuro, como analizar si es viable implementar proyectos para extracción en los próximos cinco años”, señaló en entrevista para Milenio.

De acuerdo con datos de Pemex, en el cuarto trimestre del año pasado se registraron 68 pozos terminados, el nivel más bajo desde 2000.

Hacienda informó este año que la inyección de capital a Pemex estaría dirigida a disminuir el peso de sus obligaciones financieras, y aclaró que no será invertido en nuevos proyectos de extracción y producción. Esta situación corresponde a la disminución en la inversión física en este sector por parte del gobierno federal.

Hacienda transfirió en abril a Pemex 73.3 mil millones de pesos para disminuir su deuda, además de un estímulo fiscal por 50 mil millones, así como de 136 mil millones como incentivo por reducir su pasivo de pensiones con un nuevo acuerdo sindical.

La reforma energética tiene contemplado abrir licitaciones para proyectos en aguas profundas, los cuales pueden aumentar la producción de petróleo crudo en el país, debido a que se trata de un alto volumen de crudo y gas, pero el economista del Banco Mundial indicó que son inversiones que incluso el mercado privado difícilmente financiará, debido a que el costo de producción puede subir hasta 90 dólares por barril.

Ese tipo de proyectos se volvieron rentables a partir de la década pasada, cuando los pozos convencionales comenzaron a agotarse y los precios del petróleo alcanzaron 100 dólares por barril a inicios de esta década.

Pero actualmente es incierto si estos precios se observarán en la próxima década cuando inicie la extracción en aguas profundas, debido a que son proyectos de largo plazo.

Baffes explicó que las empresas de países con un mercado privado abierto a la explotación petrolera, como es el caso de Estados Unidos, o naciones con empresas estatales como México con Pemex y Brasil con Petrobras, enfrentan una mayor tasa de interés para financiar nuevos proyectos, lo que es un indicador del alto riesgo de este tipo de inversiones.

Baffes indicó que es posible que la decisión del gobierno mexicano de invertir en disminuir la deuda de Pemex en lugar de inyectar capital en nuevos pozos corresponda al entorno de precios bajos y al riesgo de experimentar pérdidas con las condiciones actuales del mercado.