Crónica: "Salúdelo, pero no lo abrace"

Señoras con bebés, ancianos, niños y jóvenes le dieron la bienvenida a Peña Nieto San Pablo del Monte, Tlaxcala

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Es la primera vez que un Presidente de la República visita ese poblado. (Agencia Reforma)
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Benito Jiménez/Agencia Reforma
SAN PABLO DEL MONTE, Tlaxcala.- "Salúdelo, pero no lo abrace", ordenó el robusto elemento del Estado Mayor Presidencial (EMP) a una señora ansiosa por saludar al presidente Enrique Peña Nieto.

La mujer quería entregarle a Peña una carta en la que expone un problema de posesión de tierras.

"Deme la carta, yo se la doy", le dijo otro militar que asiste al Presidente, para calmar los gritos de la ciudadana.

Portando chamarra roja, Peña Nieto arribó a este municipio tlaxcalteca de más de 60 mil habitantes y enclavado en las faldas del volcán Malintzin.

Animado, repartiendo saludos a diestra y siniestra, el Presidente se subió sobre las vallas metálicas para dejarse ver y mandar abrazos la multitud colocada atrás del cerco.

Mientras los pobladores lanzaban el grito de "¡Peña, Peña, Peña!", los elementos del Estado Mayor no perdían de vista los movimiento de la gente y evitaban que los brazos tocaran el cuello del Presidente.

Peña Nieto avanzaba, saludaba y, ante la insistencia de quienes querían saludarlo, regresaba, provocando empujones y pisotones entre los ciudadanos y los agentes del EMP.

En un espacio con tierra suelta, acondicionado con lonas blancas, María de la Luz Pérez, mujer originaria de San Pablo del Monte, le dio la bienvenida y destacó que Peña Nieto es el primer Presidente de la República que visita su pueblo.

Señoras con un bebé en la espalda y envuelto con rebozo; ancianos que querían expresar unas palabras ante Peña; niños que corrían detrás de las camionetas del convoy presidencial; jóvenes que se animaban a tomarse una foto con el visitante abarrotaron el acto presidencial.

"Hola, felicidades. Hey, allá, ¿cómo están? Un abrazo para todos. Gracias por venir", decía Peña Nieto a su paso junto a la valla.

En su discurso, el Presidente dijo a los pobladores que es su deseo gobernar para todos, para que su proyecto de Gobierno avance rápido.

"Sí se puede", añadió entre aplausos y porras.

Con y sin marca

Peña Nieto reconoció que la entrega de cobijas, en plena época invernal, no resuelve la situación de los mexicanos en condición adversa.

"Pero ésta es una acción, a final de cuentas, que en algo resuelve, que en algo ayuda a enfrentar esta temporada invernal", justificó.

"Comprar una buena cobija es a veces un lujo que no se pueden dar muchas de estas familias, cuyos escasos recursos se invierten en lo más esencial: la comida, el medicamento para aliviar la enfermedad o en los útiles de sus hijos", explicó por su parte Rosario Robles, titular de Sedesol.

Luego de tres discursos --Peña Nieto y Mariano González 15 minutos cada uno, y Rosario Robles, 6 minutos--, la gente corrió hacia donde empezaba el reparto de cobijas.

Junto al estrado fueron colocados pacas de cobijas cuya envoltura de plástico tenía la marca Providencia.

Peña Nieto entregó algunas de marca, pero a la mayoría de los asistentes les dieron cobijas comunes y corrientes.

Pero eso no quitó el ánimo a los beneficiados.

Sonrientes, mujeres, ancianos y niños cargaron con el regalo.

Al concluir el evento, Peña Nieto volvió a recorrer unos metros de la valla metálica para despedirse de la gente, que le pedía más foto y apretones de manos.

"¡No se vaya!", le gritaban algunos.

El Presidente se retiró en helicóptero de esta comunidad, que reportó cero grados centígrados durante la madrugada de ayer.

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