Desde el México prehistórico, una lección sobre la unidad humana

Los pobladores ancestrales de lo que hoy es el país se encuentra ocultada o menospreciada.

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Imagen de un grupo de tarahumaras. (Archivo/EFE)
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EFE
MÉXICO, D.F.- Separados por desiertos, cordilleras y selvas, adaptándose a entornos diferentes y con poco contacto entre grupos, los pobladores ancestrales de lo que hoy es México abren sin saberlo una ventana al proceso que convirtió a los humanos en una especie biológica y culturalmente variada.

Si bien la propia Constitución de México reconoce que el país tiene una composición pluricultural sustentada en sus pueblos indígenas, esta diversidad ha sido ocultada o menospreciada en el discurso oficial sobre estas comunidades, a las que se tiende a presentar como un bloque monolítico.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación destaca entre las causas de esta ocultación la narrativa del "mito del mestizo", que propugna el surgimiento de una identidad nacional que integra los distintos componentes de la población mexicana.

En su reporte de 2012 sobre la discriminación en el país, el Consejo señala que fue el filósofo José Vasconcelos "quien mejor definió esta narrativa en su libro 'La raza cósmica', ese resultado de la asimilación que habría de fundir los diversos orígenes coincidentes en México y América Latina para colocar al mestizo como unidad principal".

"Ni la raza cósmica ni la propaganda gubernamental a favor del mito del mestizo lograron borrar la naturaleza pluricultural y pluriétnica del país. Vasconcelos se equivocó: hoy en México hay muchas razas -no una sola- y todas ellas hablan a través de una vasta pléyade de espíritus; todo dicho así, en plural y no en singular", sentencia categórico el documento.

Paradójicamente, tanto el argumento de la homogeneización a través del mestizaje como el que reivindica la diversidad han sido esgrimidos contra las posiciones racistas, uno señalando que es imposible establecer fronteras entre razas en vista de la estrecha interrelación entre las diferentes poblaciones humanas y otro subrayando el aporte de cada grupo a la cultura universal.

El análisis más completo y detallado de la diversidad genética en México, publicado recientemente en la revista Science, aborda directamente el núcleo de esta aparente contradicción.

Un equipo internacional de investigadores estudió la variación genómica existente en México a partir de muestras tomadas de más de mil individuos que representaban 20 poblaciones indígenas y 11 mestizas. Los hallazgos fueron sorprendentes.

De acuerdo con el estudio, "existe un alto grado de diferenciación entre las poblaciones indígenas, particularmente las más aisladas", dijo a Efe el antropólogo físico Víctor Acuña-Alonzo, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, uno de los autores de la investigación.

La mayor divergencia se halló entre los miembros de la etnia Seri, en el noroeste del país, y los Lacandones en el sureste, que mostraron un grado de diferenciación mayor que el que exhiben las poblaciones europea y china.

Los patrones de la variación hallados entre los indígenas persisten en las poblaciones mestizas más cercanas, "lo que sugiere que la composición genética de los mexicanos actuales recapitula la antigua subestructura nativa, pese al potencial efecto homogeneizador del mestizaje postcolonial", dice el estudio.

De hecho, los más de 500 transcurridos desde la llegada de los españoles han introducido nuevas fuentes de variabilidad, principalmente la africana pero también de otras regiones del mundo.

"Es importante pensar en el mestizaje como un proceso dinámico o vigente, y que ha existido siempre en tanto que las poblaciones humanas han estado en procesos continuos de flujo genético", señaló Acuña-Alonzo.
En otras palabras, añadió, "no podemos pensar que la composición genética de las poblaciones de México es un proceso acabado que resultó del encuentro de indígenas, españoles y africanos durante la Colonia".

Todo ello parece apoyar el argumento de la diversidad frente al de la homogeneización en el debate racial, pero en realidad se trata de una falsa dicotomía pues ambos se complementan mutuamente.

El investigador destacó igualmente que "si bien los grupos indígenas actuales presentan diferenciación genética cuando analizamos miles de marcadores genéticos, ninguna población ha estado en realidad totalmente aislada, y los datos arqueológicos, lingüísticos e históricos lo prueban".

Pese a todo, el fenómeno observado en México no es más que un reflejo de lo que ocurre en todo el mundo, donde la gran cantidad de variables genéticas acumuladas en los alrededor de 200 mil años transcurridos desde el nacimiento de nuestra especie, Homo sapiens, representan una diferenciación de apenas 0.1 por ciento.

"Es evidente que el patrón de variación genética en las poblaciones humanas no concuerda con los conceptos convencionales de raza", señaló Acuña-Alonzo.

Al parecer Vasconcelos no estaba tan errado después de todo; quizá sólo le faltaba conocer algo de biología moderna.

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