"Fin del narco requiere arrepentimiento de sicarios ante Dios"

Alfonso Cortés Contreras, Arzobispo de León, dijo que en la lucha contra el crimen, ayudan los tanques y el Ejército, pero se requiere la conversión de narcotraficantes.

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Cortés Contreras, hasta el sábado Obispo de Cuernavaca, aseguró que le duele dejar Morelos por el trato que recibió de la feligresía católica. (mx.noticias.hispavista.com)
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Agencias
CUERNAVACA, Mor.- Los jefes de los cárteles de la droga en México y sus sicarios, no alcanzarán ni el perdón de la Iglesia Católica ni el de Dios "si no se arrepienten y lo demuestran con acciones de servicio y reparación del daño a la sociedad", sentenció el nuevo Arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras.

A 24 horas de su nombramiento como nuevo jefe pastoral de las Diócesis de León, Celaya, Querétaro e Irapuato, Cortés Contreras, hasta este sábado Obispo de Cuernavaca, aseguró que le duele dejar Morelos por el trato que recibió de la feligresía católica, pero también donde constató "la fragmentación profunda del ser humano" traducida en "la crisis (que es ) la falta del sentido de la vida, el desprecio por la familia".

En clara referencia a las derivaciones de la presencia del crimen organizado en Morelos, cuya operación representa una cifra que rebasa las mil 600 víctimas de 2009 a la fecha, Cortés Contreras dijo que la reducción del clima social que prevalece por la operatividad del crimen, es una obligación del gobierno, pero también de la Iglesia Católica que debe colaborar "para que el nombre de Morelos se pronuncie con dignidad".

Consideró que en la lucha contra el crimen o contra el narco, "ciertamente ayudan el tanque y el Ejército, pero si no hay una conversión de corazón (de los criminales)" y no existe una reparación del daño hecho a la sociedad, no alcanzarán el perdón.

"Debe haber algo más allá de la confesión, debe existir (en ellos) una conversión del corazón", expresó el nuevo jefe pastoral de la Aquidiócesis de León que podría ser presentado hasta después de la pascua.

Finalmente, el prelado consideró que un ejemplo de la fractura profunda que muestra la sociedad la existencia de adolescentes que delinquen a la mayor escala como es el caso de Edgar Jimenez Lugo, quien a los catorce años no sólo era adicto, sino fue recluido por su participación en torturas, homicidios dolosos y descuartizamiento de sus víctimas.

A pregunta directa, Cortés Contreras puntualizó que si hubiera podido tener de frente al adolescente criminal "yo le hubiera dicho que Dios lo amaba y que Dios quería para él una vida mejor... Que tenía que pedir perdón y rehacer si vida...".

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