Los expresidentes: Echeverría, recluido y enfermo

El hombre que gobernó el país de 1970-1976 y que fue enjuiciado por crímenes de la Guerra Sucia ha dejado de asistir a eventos debido a su estado de salud.

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Echeverría ganó un amparo en 2007. (Agencia Reforma)
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Carole Simonnet/Agencia Reforma
MÉXICO, D.F.- El ex mandatario no recibe muchas visitas, y ha faltado a varios eventos oficiales por su precario estado de salud.

En junio de 2010, cuando el ex presidente Luis Echeverría ingresó al área de terapia intensiva del ABC de Observatorio por una neumonía, muchos priistas le daban unos días o semanas más de vida.

"Nos dijeron 'no, pues ya, mejor llévenselo a su casa, porque ya. (Mejor) que se muera en su cama'. Lo llevamos a su casa, empezó a recuperar peso. ¡Pero eso fue como hace dos años!", cuenta a Enfoque el abogado y amigo de la familia, Juan Velázquez, quien lo sacó del nosocomio con María Esther, una de las hijas del ex mandatario.

Unos meses antes, el 7 de febrero de 2010, Echeverría apareció públicamente en los funerales de Luis Colosio Fernández, padre de Luis Donaldo Colosio, en la ciudad de Magdalena de Kino, Sonora. De traje y corbata negros y camisa blanca, dio el pésame a la familia del padre del ex candidato presidencial asesinado e hizo a sus 88 años una guardia de honor en el féretro, junto al polémico ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel.

Pero esta foto captada por la prensa fue excepcional. Es que en la recta final del sexenio de Calderón, debido a su delicada salud y la poca motricidad de sus piernas, el ex mandatario priista prolongó en su casa del número 131 de la calle Magnolia en San Jerónimo Lídice la reclusión a la que de 2006 a 2009 se vio forzado, luego de ser enjuiciado por los crímenes de la Guerra Sucia.

No asistió por motivos de salud a dos eventos oficiales convocados por Felipe Calderón: la ceremonia del Grito de la Independencia en Palacio Nacional en septiembre de 2010 y el funeral de estado que el panista organizó a Miguel de la Madrid el 2 de abril pasado en Palacio Nacional.

En sus 36 años de vida como ex Presidente, Echeverría conoció primero el exilio, al ser designado por su sucesor, José López Portillo, como embajador de México en Australia, Nueva Zelanda y las islas Fiji, y retomó una vida política y social en México en los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo sin asumir ningún cargo oficial o puestos de trabajo.

El intento por llevarlo preso inició en noviembre de 1998, cuando ex dirigentes de izquierda, entre ellos Raúl Álvarez Garín, Roberto Escudero y Félix Hernández Gamundi, pidieron a la PGR investigar tanto al ex presidente Díaz Ordaz como a Echeverría -entonces secretario de Gobernación- por su posible responsabilidad en la matanza estudiantil del 2 de octubre del 1968 en la Plaza de las Tres Culturas.

La PGR archivó primero el caso argumentando que había prescrito el delito, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación instruyó a la Procuraduría abrir una averiguación previa. Fue al inicio de la administración de Vicente Fox cuando, en un hecho sin precedente en la historia del país, el priista tuvo que comparecer el 9 de julio de 2002 como "indiciado" ante la Fiscalía para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado, encabezada por Ignacio Carrillo Prieto, la cual había sido creada por el guanajuatense mediante un acuerdo político y como uno de sus principales compromisos de campaña: indagar los crímenes del pasado durante la era priista.

Cuando se trata de dignatarios y representantes chinos, Echeverría abre las puertas de su casa

En julio de 2005, Echeverría obtuvo un primer fallo favorable cuando un juez federal negó la orden de aprehensión contra él y el ex secretario de Gobernación Mario Moya Palencia por su responsabilidad en la matanza del 10 de junio de 1971, conocida como el "halconazo".

Pero a 48 horas de las elecciones federales, el 30 de junio de 2006, un juez federal ordenó finalmente su aprehensión por su probable responsabilidad en el delito de genocidio en la matanza de Tlatelolco. Por su avanzada edad se le dictó arresto domiciliario, que se extendió hasta el 26 de marzo de 2009, fecha en la que un tribunal colegiado lo exoneró en última instancia.

La absolución vino luego de una larga batalla judicial en la que Echeverría ganó un amparo en 2007 y en la que en dos ocasiones la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó atraer el proceso penal.

Ya exonerado, Echeverría enfrentó otra polémica en 2010: la disputa familiar por la herencia de su fortuna. Heraclio Bonilla, quien aseguró su defensa junto a con Juan Velázquez en el enjuiciamiento, presentó una demanda ante los tribunales civiles para exigir el pago de 4 millones de pesos -más intereses- por concepto de sus honorarios devengados de 2002 a 2010.

En conferencias de prensa y entrevistas a medios, acusó a dos hijas del ex Presidente, María Esther y María del Carmen, de controlar los bienes del padre, pues fueron beneficiadas por una donación de bienes con reservas de usufructo. En entrevista con la periodista Carmen Aristegui, Bonilla reveló en ese momento que el ex mandatario poseía al menos 40 casas en el Distrito Federal, una vivienda de descanso de las más exclusivas del Pacífico mexicano y un terreno en Playa del Carmen que los hijos ofrecían en venta en 130 millones de dólares. Afirmó también que la mitad de los bienes fue adquirida durante su sexenio.

La inusitada denuncia suscitó un debate público sobre la posibilidad de abrir una investigación por presunto enriquecimiento ilícito. Pero la familia saldó sus deudas al abogado y con ello logró acallarlo.

El sábado 24 de noviembre pasado, Echeverría recibió como cada fin de semana a Juan Velázquez en su recámara que da a un jardín, vestido como siempre, de traje y corbata, sentado en un sillón y frente a una mesa en la que, según el abogado, despliega todos los periódicos y revistas que acostumbra revisar desde temprana edad. Lo rodean equipales, tapetes de Temoaya, cuadros y obras de artistas mexicanos. Está solo, aunque a menudo algunos de sus hijos y nietos que residen en las inmediaciones y personal administrativo y de seguridad le hacen compañía.

"No recibe muchas visitas. A veces amigos de él me hablaban y me decían 'oye Juan, le he hablado a don Luis pero no lo puedo ver, ¿estará enojado conmigo? Según yo, es muy poca gente la que recibe, porque supongo que don Luis quiere que la gente, para bien, para mal, como sea, tenga la memoria de lo que se fue, por más que a sus 90 años esté increíble", asegura.

Pero cuando se trata de dignatarios y representantes chinos, Echeverría abre las puertas de su casa. El 14 de julio del año pasado, recibió al nuevo embajador de China en México, Zeng Gang, quien horas antes había presentado sus cartas credenciales a Felipe Calderón Calderón. Y el 15 de diciembre pasado ofreció una entrevista en su residencia a la publicación China Today, según consta en la página del diario digital, que exhibe dos fotos del ex mandatario.

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