Desaparece el encanto de Pueblos Mágicos

Sectur anuncia una reestructuración del programa, debido a deficiencias en la certificación de los sitios registrados.

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Izamal es uno de los Pueblos Mágicos de México. (Archivo/SIPSE)
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Roberto Valadez/Milenio
MÉXICO, D.F.- A 13 años de haberse puesto en marcha el programa de Pueblos Mágicos, el gobierno federal realizó una evaluación y encontró que 70 por ciento de las 83 localidades enlistadas no cumplen los requisitos que exige ese esquema.

El estudio fue hecho por la Secretaría de Turismo (Sectur) y de ahí se desprende que la mayoría de los destinos inscritos en el programa incumplen las exigencias de incorporación y certificación. 

Ante ese escenario, autoridades federales adelantaron que el programa se reestructurará para consolidarlo y darle mayor potencial.

La dependencia indicó en el documento (del cual MILENIO tiene copia) que solo tres Pueblos Mágicos cumplen con 90 o 100 por ciento de los puntos establecidos para ser parte de la estrategia gubernamental; sin embargo, los nombres de esos destinos turísticos no se mencionan en el estudio.

“El crecimiento del programa generó distorsiones respecto de su objetivo central, por lo que es necesario establecer medidas que permitan reorientarlo”, señala la Secretaría de Turismo.

Califica de preocupante el alto nivel de incumplimiento de los temas más importantes y resalta la ausencia de programas de trabajo, proliferación de comercio ambulante y mala imagen de los sitios por anuncios y letreros comerciales.

Otro problema encontrado en esos destinos son los comités de turismo, que son poco operativos, además de una alta concentración en imagen urbana, bajo desarrollo de productos locales y falta de información sobre el impacto que tienen en la localidad.

Origen del programa

El programa Pueblos Mágicos se creó en 2001, durante el gobierno panista de Vicente Fox, con la finalidad de diversificar el producto turístico del país y llevar visitantes nacionales y extranjeros a localidades pequeñas de valor histórico.

En la segunda administración panista, con Gloria Guevara Manzo al frente de la Secretaría de Turismo, las designaciones de destinos para ingresar al listado de Pueblos Mágicos se incrementaron al grado que semanalmente se entregaron hasta tres nombramientos, situación que continuó por varios meses.

Algunos de los sitios que se encuentran inscritos en la estrategia gubernamental son Real del Monte, Hidalgo; Taxco, Guerrero; Malinalco, Estado de México; Bacalar, Quintana Roo, Sombrerete, Zacatecas, y Tula, Tamaulipas.

En el análisis de la dependencia federal también se señala que hubo otros factores que perjudicaron al programa de Pueblos Mágicos, como la inseguridad, la diferente visión de estados y municipios sobre esta estrategia turística y la politización de los comités, además de inversión reducida.

“En particular, la inseguridad que se vive en algunos estados y municipios declarados Pueblos Mágicos está lesionando de forma importante su avance como destinos turísticos, de manera particular la afluencia de visitantes y turistas”, detalla la dependencia.

Sobre los recursos que se destinan al desarrollo de cada uno de esos lugares, el promedio de inversión anual estatal mediante convenios de coordinación con el gobierno federal asciende a 3.7 millones de pesos.

Considerando el gran reto que representa la apuesta por el desarrollo integral de estas localidades, el monto es reducido, a pesar de que la Secretaría de Turismo aporta una cantidad similar, se señala el estudio del gobierno.

“Es necesario encontrar otras vías de financiamiento, así como la aplicación de más programas federales en favor de los Pueblos Mágicos”, se lee en el documento.

Deficiencias

Uno de los factores más graves que encontró la dependencia fue que “algunos sitios no presentan condiciones adecuadas como destino turístico, es decir, ubicación, servicios y atractivos”.

Incluso refiere que algunos tienen una mínima posibilidad de recibir turismo en las condiciones actuales, además de que los esfuerzos de promoción son aislados.

“Las acciones de recuperación de imagen urbana son interminables y se invierte indebidamente en mantenimiento”.

Sobre la inversión en estos destinos turísticos, se señala que los recursos se concentran en iglesias, no en museos y sitios históricos.

Con este escenario, la dependencia concluyó que los Pueblos Mágicos no generan diversificación de oferta, además de que no se ha podido cuantificar su impacto económico sobre las comunidades.

Hace hincapié en la necesidad de “fortalecer los comités y comisiones que le dan orientación, soporte y seguimiento al programa, tanto en el ámbito federal como en cada Pueblo Mágico”.  

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