Viajarán hasta el fin del mundo sobre ruedas

Lissete y Paulina, dos aventureras y feministas mexicanas, recorrerán en motocicleta los 35 mil kilómetros que separan a México de la Tierra del Fuego.

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Las dos aventureras quieren llegar a su destino antes del invierno del hemisferio sur. (geol.umd.edu)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Entre el Zócalo de la ciudad de México y el archipiélago de Tierra del Fuego que comparten Chile y Argentina, hay más de 35 mil kilómetros de carreteras, recorrerlas es el sueño de muchos motociclistas pero no es fácil, se requiere tiempo, experiencia, dinero, pericia y disciplina.

Para Lisette González Juárez y Paulina Mendoza Ramos, dos motociclistas y feministas, el viaje que emprenderán del ombligo al fin del mundo este primero de enero, también es una forma de empoderar a las mujeres en un círculo dominado tradicionalmente por hombres.

"No tenemos conocimiento de otras mujeres mexicanas que hayan hecho un recorrido de esta naturaleza", comenta Lisette y asegura que por esa razón decidieron darle a su viaje en motocicleta un nombre y una causa: "A la Tierra del Fuego por el derecho a la no violencia", informa Notimex.

A lo largo de varios meses han planeado su ruta de ida y vuelta, auxiliándose en herramientas de internet, así como en testimonios y consejos de quienes ya han realizado la travesía que es el sueño de muchos aficionados al mototurismo.

Lisette asegura haber ahorrado durante años y que harán el recorrido prácticamente con recursos propios, pues el patrocinio conseguido de una marca de motocicletas se limita a equipo y accesorios y no cubre al tercer miembro del grupo, el profesor Javier Santos García que las acompañará en el viaje.

Antes del invierno austral

El trío de motociclistas planea recorrer 15 países en cuatro o cinco meses, siendo el punto más significativo el archipiélago Tierra del Fuego ubicado al sur del cono sur del continente, literalmente, en el fin del mundo.

Ahí pretenden llegar a más tardar el 27 de febrero, antes del invierno austral que inicia en marzo para evitar en la medida de lo posible rodar por unos caminos sudamericanos llenos de nieve".

"Tenemos un itinerario, con la ruta completa del viaje, consultamos páginas de cada país para conocer sobre las carreteras, normalmente así hemos viajado, pero casi siempre, pueden resultar eventos que no se tienen contemplados", asegura Paulina.

Lisette explica que como medidas de seguridad es recomendable no manejar de noche ni cruzar por las ciudades consideradas inseguras; también es necesario ceñirse a la ruta planeada, cargar un tanque extra de combustible y revisar que las motos estén siempre en buenas condiciones.

Para cualquiera con espíritu aventurero, un viaje así es como un sueño ¿por qué ustedes le quieren dar un enfoque de género a algo que puede hacerse por puro gusto?, se les pregunta.

"Tiene que ver con nuestra ideología feminista -responde Paulina- también porque en el mundo del motociclismo somos muchas menos mujeres que hombres y creemos que manejar moto es una forma de empoderamiento, es una forma de adquirir esa conciencia de que el hecho de ser mujeres no nos limita para realizar este tipo de aventuras".

"Es mi convicción tratar de que todo lo que hago en la vida tenga un beneficio no sólo personal. Lo hago porque con la promoción y ejercicio de los derechos de las mujeres no sólo gano yo, ni siquiera ganan sólo las mujeres, ganan las sociedades", responde a su vez Lisette.

'Precauciones absurdas'

Igual que las conductoras de automóviles, estas dos motociclistas han enfrentado primeramente aquel viejo prejuicio de que las mujeres no saben manejar, lo que en el mundo del motociclismo, de naturaleza riesgosa, se junta a veces con precauciones absurdas que dificultan a las mujeres participar en competencias.

Paulina, relata que una ocasión trataron de negarle el derecho a participar en un campeonato en el que no había una rama femenil, ello significaba competir contra hombres.

Los organizadores argumentaban que no podían permitir que una mujer "se expusiera".

"Nosotras sabemos a lo que nos exponemos y en ningún reglamento decía que no podíamos correr por ser mujeres", añadió.

Para concluir Lisette señala que le gustaría su experiencia sirviera para que otras mujeres vean que también pueden andar en moto o hacer cualquier cosa aunque les digan que no por razones de género.

"Gracias a que otras se atrevieron a cumplir sus sueños antes que yo sin importar lo que les dijeran por ser mujeres, es que yo voy ahora en busca de cumplir uno mío", añade antes de partir en motocicleta hasta el fin del mundo.

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