Focos rojos por contaminación del agua en Yucatán

Investigadores advierten que el agua que consumen los habitantes de Yucatán contiene sustancias cancerígenas.

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Estudios revelan rastros de las contaminantes que prevalecen en el sistema hídrico del Estado. (Milenio Novedades)
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Ana Hernández /Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Investigadores nacionales y locales encendieron las luces de alerta por la contaminación del agua en Yucatán: a 40 metros de profundidad detectan sustancias asociadas a enfermedades cancerígenas o que causan problemas en el sistema nervioso, en niveles que superan hasta 800 veces los límites establecidos por normas europeas o estadounidenses.

Alfonso Lorenzo Flores, investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Yucatán, advirtió que estos químicos se filtran al agua de consumo, pues hay pozos que sólo pasan el proceso de desinfección y de ahí a la línea de abastecimiento, pero los plaguicidas generan un problema de salud importante.

“El nivel máximo permisible en la norma europea para un plaguicida es de 0.1 microgramo por litro y aquí, todas la concentraciones que encontramos están muy altas”, dijo.

“Esto representa un riesgo, pues hay muchos yucatecos que tienen pozos de traspatio y utilizan esta agua contaminada para el riego de cultivos”, indicó.

El especialista, con otros colegas, midió durante un año las concentraciones de los contaminantes en las temporadas de sequía, lluvias y nortes y encontraron que el uso de los agroquímicos que son considerados poco persistentes y no bioacumulables, porque se aplican y desaparecen en el ambiente, no son tan benéficos como se señalan, dado que se filtran al manto acuífero.

En Yucatán y la zona metropolitana principalmente, la Japay realiza la extracción de agua potable a una profundidad de 42 metros, pero los datos de esta investigación revelan que durante la temporada de lluvias se “disparan” las concentraciones de sustancias como diazinón, paratión metílico, dimetoato y sulfotep, tanto en agua dulce como salada.

Lorenzo Flores indicó que hay trabajos de investigación previos que señalaron las concentraciones de plaguicidas en el agua, en este trabajo evaluaron la situación en Mérida y en la zona costera, ya hay una base y para tener parámetros más certeros se requieren recursos para hacer un monitoreo permanente y conocer si las concentraciones se mantienen, disminuyes o aumentan. 

Los resultados serán la pauta para que las autoridades tomen cartas en el asunto, porque los contaminantes se pueden detectar en la superficie, pero cuando están a mayor profundidad indica que las sustancias se aplicaron no hace unos días o un mes, sino hace mucho tiempo, porque se han movido hasta depositarse a 30 ó 40 metros, lo que también refleja que este tipo de sustancias que están prohibidas en otros países se usan en algún lugar y llegan al acuífero. 

Enorme carga
  • En Yucatán, el agua dulce extraída en los primeros 20 metros del acuífero está contaminada, debido en gran parte a la enorme carga de contaminantes antropogénicos.
  • La norma mexicana no cuenta con niveles máximos permisibles, y como no hay límites en la concentración, nadie puede tomar acciones para mejorar la situación.

La huella de los plaguicidas

En mayo pasado, Greenpeace reveló que en Yucatán se siguen usando plaguicidas que son prohibidos en otros países, además de sustancias que no están autorizadas para su uso en México.

Estos compuestos altamente tóxicos están relacionados con enfermedades endócrinas, disrupciones hormonales, malformaciones y cáncer, además de contaminar recursos naturales como el agua y la tierra donde se cultivan los alimentos.

La organización ambientalista dio a conocer el estudio “La huella de los plaguicidas en México”, resultado de una investigación realizada con científicos de la Facultad de Ciencias de la UNAM y el Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografía de la Universidad Autónoma de Campeche, en el que se analizó el impacto de plaguicidas aplicados en el campo y el rastro que dejan en su arrastre por el sistema pluvial hasta el mar de Yucatán.

Entre los hallazgos de la investigación destaca la presencia en las zonas de estudio de Endrín, sustancia prohibida en México por su alta peligrosidad, que forma parte de la “docena sucia” de plaguicidas por alta toxicidad.

Los activos

  • El paratión es un plaguicida organofosforado prohibido en todas sus formulaciones y usos por ser dañino para la salud humana; animal y el ambiente. Es un potente insecticida y acaricida extremadamente tóxico.
  • Diazinón es el nombre común de un insecticida organofosforado usado para controlar insectos en el suelo, en plantas ornamentales y en cosechas de frutas.
  • Dimetoato es un insecticida con acción de contacto e ingestión, muy  eficaz en el control de insectos masticadores, minadores y chupadores en frutales.
  • Sulfotep es un insecticida, acaricida que se utiliza para el control de ácaros y homópteros en hortalizas y ornamentales,  tiene una toxicidad crónica y a largo plazo, incluso representa riesgo de intoxicación por inhalación.

Pon la basura en su lugar, más que un dicho es una necesidad

Por otro lado, el Gobierno del Estado está consciente del problema de la contaminación del manto freático con pesticidas. Por ello, inició estrategias y programas para erradicar ese problema que se convierte en un asunto de salud en el sur del Estado y la zona metropolitana de la capital.

El secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Eduardo Batllori Sampedro, recordó que estudios realizados por la Uady y el Cinvestav demostraron que la sangre de mujeres con cáncer en el sur del Estado contiene todo un “coctel” de plaguicidas, pero además se encontró que en algunas lactantes la leche también estaba contaminada, por lo que pasaba a los bebés.

“Nuestro acuífero es muy vulnerable ya que por el tipo de terreno todo lo que está en la superficie se filtra con las primeras lluvias, pero el problema se complica por el mal uso de los pesticidas. Pon la basura en su lugar ya no es un dicho coloquial, sino una verdadera necesidad de hacerlo”, enfatizó.

El funcionario explicó que estos químicos facilitan la aparición de cáncer, como el de mama, cervicouterino, testicular e incluso de piel. De esto hay constancia porque hay varios casos que son atendidos en el área especializada en el hospital O’Horán.

Estos plaguicidas pertenecen al grupo del DDT, aldrín, dieldrín, endosulfán, heptacloro y lindano, entre otros, y sus metabolitos, considerados disruptores endocrinos (que modifican las funciones naturales hormonales en el ser humano, provocando cáncer, afectaciones neurológicas y otras enfermedades), son altamente dañinos para el medio ambiente.

Añadió que estas sustancias son utilizadas por los agricultores y en la producción de huertos de traspatio para eliminar plagas en cultivos y ectoparásitos de porcinos, bovinos y animales domésticos.

Los habitantes de esas zonas tienen altos niveles de plaguicidas en su sangre y en la leche materna, incluso afectan a los recién nacidos al amamantarlos con estos contaminantes.

Esta incidencia se registra y distribuye en 17 municipios ubicados en la principal zona agrícola del sur, área ganadera del oriente y municipios como Valladolid, Chemax, Cuncunul, Tekom y zona metropolitana de Mérida. 

El ecosistema de cenotes, la víctima de agroquímicos

El acuífero de Yucatán resiente el impacto de diversos contaminantes y de continuar la acumulación no sólo afectará el ecosistema de los cenotes, sino también a los seres humanos, señaló la investigadora Anita Arroyo Silva, quien destacó que los niveles encontrados en los elementos que estudiaron, están por arriba de los parámetros marcados por la Organización Mundial de la Salud. 

Los elementos que monitorean forman parte de la lista de 16 elementos que maneja la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) y tienen un potencial de ser carcinogénicos y mutagénicos.

Estas sustancias fueron encontradas al analizar ejemplares de gambusia yucatana, un pez bentónico cuyo hábitat fluctúa en la columna del agua, desde el fondo hasta la superficie. Las moléculas de estos hidrocarburos son pesadas y se alojan en el fondo.

Son moléculas muy complejas y los metabolitos que generan pueden ocasionar daño genotóximo y mutagénico. En el estudio encontraron cenotes con índices por arriba de 0.5 nanogramos de esas sustancias, que es mayor al límite permitido por la OMS. 

Estos resultados los obtuvieron en un estudio realizado en 2015 y que continúa este año. El proyecto es parte de un programa de posgrados de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se pretende mantener el monitoreo en diferentes años para tener comparativos.

Indicó que la información del estudio que realizaron en seis cenotes de la entidad revela que el acuífero de Yucatán tiene un impacto en la captación de diversos contaminantes.

Destacó la importancia de continuar la investigación y buscar otros elementos nocivos, porque existe el riesgo de que ocurra una acumulación mayor que afecte la biota de los cenotes y cause daños a los seres humanos al consumirla.

“Medimos los 16 hidrocarburos que reporta la EPA, no existe un análisis tan detallado de cada uno, pero sería bueno, porque cada uno tiene una particularidad, pero se reportan concentraciones totales y en cuanto al origen me baso en la diferenciación del peso molecular”, destacó.

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