Sean siempre servidores humildes: Arzobispo a nuevos curas

Mons. Gustavo Rodríguez Vega presidió la orden sacerdotal a dos seminaristas y el diaconado transitorio a seis más, en la S.I. Catedral.

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Los ocho jóvenes yucatecos iniciaron de manos de monseñor Rodríguez Vera una nueva vida ministerial como seminaristas y diáconos transitorios. (José Acosta/Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Al cumplir un año como Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega celebró anoche su primera misa, como pastor de la grey católica, para conferir el sacramento del orden sacerdotal a dos seminaristas y el diaconado transitorio a seis más, en emotiva ceremonia en la S.I. Catedral.

A pesar de la lluvia, el máximo templo católico del Estado vivió una noche de fe, entrega y felicidad que transmitían los rostros de las familias, amigos y conocidos de los “candidatos a recibir a Cristo”, como lo recalcó monseñor Gustavo Rodríguez.
“Sean ustedes siempre servidores humildes con sus hermanos, que los pobres se sientan a gusto con ustedes y los laicos se sientan respetados, como hermanos de Dios”, los exhortó el prelado.

“Tengan en su corazón las necesidades del pueblo, Cristo nuestro señor es el modelo que debemos imitar, hay un ejemplo en el patrono de los sacerdotes, ofrezcan su cuerpo y su sangre, gástense y desgástense en el Pueblo de Dios. Sirvan incansablemente, háganlo con alegría como Cristo lo hace a los hombres y mujeres, donde sean enviados”, afirmó.

A pesar del calor dentro del templo, ante la cantidad de gente reunida, más de dos mil según voceros de la Arquidiócesis, todos seguían atentos la ceremonia. 

Los ocho jóvenes yucatecos iniciaron de manos de monseñor Rodríguez Vera una nueva vida ministerial: como sacerdotes Freddy Javier Tzuc Canché y Daniel Oswaldo Ortiz Torres, y como diáconos transitorios José Armando Obregón Patrón, Juan Pablo Vera Novelo, José Hipólito Cauich Chan, José Rafael May Chunab, Ángel Gabriel Suárez Hernández y Fernando José Valdez Soberanis.

Ocho distintos caracteres, ocho maneras de pensar, pero todos coincidieron en que están preparados para iniciar una nueva vida ministerial, siendo verdaderos testimonios de Jesucristo e hijos suyos en el Año de la Misericordia de Dios. Así lo confirmaron al pasar al momento de ser llamados por el Arzobispo para la ceremonia de ordenación de diáconos y presbíteros. Acompañados de sus padres, uno a uno los candidatos fueron llamados y persignados por sus familiares, momento transmitido a través de las pantallas colocadas a los costados del altar y que arrancó incluso algunas lágrimas de emoción en los presentes. 

El Arzobispo exhortó a los jóvenes a entrar en una etapa de compromiso de toda la vida, a comprometerse a un celibato casto, lleno de pureza y tiempo de servicio extraordinario a la Iglesia.

En el caso de los nuevos sacerdotes, momento emotivo también fueron el proceso de investidura. Fueron ayudados a revestirse con los ornamentos de su misterio, como la estola como signo de autoridad y la casulla, en el caso de los presbíteros, en señal de la gracia sacramental.

En días pasados, expresaron su emoción la espera de este gran momento. “En lo personal creo que el orden sacerdotal es una gracia inmerecida por toda la grandeza que significa, pero que por la gracia de Dios me quiere otorgar. En una rápida reflexión me preguntaba por qué me eligió. Seguro vio algo en mí, estoy consciente que el  sacerdocio es un don para el servicio del pueblo del Señor, a lo que asumo con infinito agradecimiento”, expresó Tzuc Canché.

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