Balché, la planta yucateca que hace trascender el espíritu

Investigaciones indican que tenía dos usos básicos entre los mayas: purificaba y producía ciertos estados de conciencia.

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En Yucatán se habla del balché desde el Libro de los Enigmas, que forma parte del Chilam Balam de Chumayel. (SIPSE)
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Víctor Lizama/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Balché (Lonchocarpus Longistylus Pittier).

Según el ex académico y ex investigador de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), Carlos Bojórquez Urzaiz, el balché tenía dos usos básicos entre los mayas: purificaba y producía ciertos estados de conciencia.

En el primer uso se dice que el balché ayudaba a purificar a la persona para poder estar en la ceremonia; era la pureza ritual requerida, de ahí la necesidad de que el agua para prepararlo fuera "virgen", además ayudaba a la pureza por ser purgativo. "El hombre se limpiaba".

En el segundo caso, para los mayas la naturaleza poseía innumerables misterios que no se mostraban en el mundo visible, pero que eran tan reales como éstos, a los que el hombre sólo podía acceder en estados "especiales" de conciencia.

"Los hongos y plantas capaces de provocar esos estados de conciencia, o en la concepción indígena de permitir al espíritu transponer los umbrales hacia otras dimensiones de la realidad, se consideraban divinos", explicó el especialista.

En Yucatán se habla del balché desde el Libro de los Enigmas, que forma parte del Chilam Balam de Chumayel, que recopila parte de las pruebas que el sacerdote principal pone a los jóvenes iniciados, quienes debían descifrar el significado oculto de sus palabras.

La corteza de este árbol se utiliza para la elaboración de una bebida tradicional conocida como balché, empleada durante las ceremonias del Ch´a´chaak, por medio de la cual los mayas actuales solicitan los importantes favores de Chaak (Dios de la lluvia) para que conceda tan preciado elemento.

Por primera vez en la historia de Yucatán se le ocurrió a alguien envasar este producto y esto sucede en el poblado de Tecoh, fabricado de manera totalmente orgánica y artesanal por Luciano Canul Tamayo. Su creación se llama Xibalché y Xibalbá, con y sin alcohol, respectivamente, y se puede adquirir en La Casa del Catorce (calle 60 x 59 y 61 Centro de Mérida). Mi correo es: [email protected].

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