La persona enferma de depresióngenera en la familia un laberinto de emociones.-Juan Manuel Junceda, médico

Con frecuencia, las personas que acuden al médico se encuentran en depresión abierta o enmascarada, presentando síntomas psicosomáticos (dolores difusos, vómitos, etc.) por trastornos de su estado de ánimo. Una cosa es una falta de motivación pasajera y otra la depresión clínica que es un malestar generalizado en cuerpo y mente. Se pierde interés por todo e imposibilita hacer las actividades cotidianas. Se acompaña desentimientos de minusvalía, autodesprecio e impotencia.

La depresión, enfermedad compleja y multifactorial, que no depende de la voluntad de la persona, está ligada al ambiente familiar positivo o negativo en el que se ha desarrollado. Revisemos:

La familia “perfecta”. Se educa para ser “lo máximo”, “el más inteligente”, etc., pues sólo así se podrá ser “ALGUIEN” en la vida. El reto es tan alto que hay que sobreesforzarse continuamente.

La familia descalificadora. “No sirves”, “No vales”, “No sabes”, esta desvalorización forma estructuras depresivas. El niñ@ siente que “no da la talla”. Se distorsiona la visión de sí mism@ y del mundo. Son adultos inseguros, neuróticos y fracasan en sus relaciones, sintiéndose culpables.

La familia violenta. El vínculo se da a través de la violencia psíquica y/o física. Sólo saben discutir, insultarse, humillarse y de allá al maltrato físico para autoafirmarse y controlar. Aparece la depresión como una “autoagresión”.

La familia antidepresiva. Se admite el error, sabiendo que NADIE es perfecto y aun así se puede construir una buena vida. Las adversidades pueden trascenderse o aprender a vivir con ellas. El niñ@ se siente querid@ y valorad@ no por lo que hace sino por lo que es. Tiene la certeza de que siempre “alguien” lo amará. Se expresan y manejan todas las emociones y sentimientos (coraje, miedo, alegría, amor, etc.) sin dañar ni dañarse.

Conclusión: la depresión es una enfermedad que requiere tratamiento médico adecuado y tiempo de evolución. Una información veraz y oportuna ayuda a relajar las tensiones familiares y favorece la recuperación del enfermo.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.