La semana pasada se realizó en Oaxaca la reunión del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (Cideu) con el lema “Movilidad para la convivencia”, en la cual su presidente aseguró que para lograr una adecuada movilidad en nuestras ciudades es urgente realizar un cambio cultural y de paradigma en el concepto de ciudad, además de planificar y realizar proyectos en pro del peatón de una manera integral.

Como señaló, es común que los gobiernos locales no planifiquen las ciudades con la pirámide de movilidad de una manera ordenada, teniendo en primer lugar las demandas y necesidades del peatón, debiendo entender que como autoridad deben tener como principal responsabilidad trabajar en este tema en beneficio de toda la sociedad; para ello es necesario pensar cuál es la mejor manera para que nuestros ciudadanos puedan llegar a sus destinos dentro de la propia ciudad.

En la Declaratoria de Oaxaca, validada por las 70 ciudades asistentes de 13 países iberoamericanos, se especifica la necesidad de situar al peatón en la parte superior de la pirámide de la movilidad, promoviendo y evolucionando a un modelo de urbe donde el uso del automóvil sea la excepción y no la regla.

En este sentido, lo que se debe procurar es evolucionar a un modelo de movilidad que no emita contaminantes, permitiendo a todos respirar aire limpio; en este proceso se debe analizar la conveniencia de liberar algunas calles de la circulación automotriz, para que como espacio seguro puedan ser utilizadas por toda la ciudadanía; para ello es necesario promover un cambio cultural y alcanzar el compromiso ciudadano con nuevas formas de movilidad para salvaguardar el medio ambiente y construir ciudades donde la convivencia crezca día con día, en el marco de un plan estratégico de movilidad sostenible; decía el Dr. Jordi Borja que la convivencia es el mejor aliciente de la creatividad.

Hoy día la tendencia que más fuerza está tomando en las políticas públicas de las ciudades equitativas es la de privilegiar al peatón y multiplicar los esfuerzos y las inversiones para otorgar servicios de transporte público de calidad, que optimicen los tiempos de traslado a un costo razonable y medioambientalmente sostenibles.