El mito del norte y el sur de Mérida
No podemos seguir fomentando una idea discriminadora que divide en dos nuestra ciudad.
Tomo el camión que me lleva al otro lado de la ciudad, al norte. En el trayecto puedo ver muchas casas humildes que quedaron atrapadas entre lujosas residenciales, también existe un tráfico tremendo por los innumerables automóviles que circulan. Todo va cambiando, a las orillas del Periférico crecen grandes edificios que interrumpen cada vez más el panorámico cielo de Mérida, y las maquinarias destruyen las áreas verdes con facilidad tal que incomoda.
Pero es el desarrollo dicen, el norte va creciendo para generar empleos, grandes desarrollos inmobiliarios e impresionantes plazas comerciales que traerán mayor paz y prosperidad a la gente que vive en esta zona… ¿Pero esto es real? ¿Es el norte de Mérida tan diferente al resto de la ciudad?
Mucho se habla sobre el contraste que existe entre norte y sur. Se dice que en el norte se encuentran ganancias, oportunidades, desarrollo y seguridad que el sur nunca ha ofrecido. Los gobiernos han impulsado costosos proyectos para aminorar estas diferencias: construyen carreteras, colocan alumbrado público, modernizan parques, pero el sur nos sigue pareciendo inferior al norte- ¿No seremos nosotros el problema?
Quizá lo anterior representa un estereotipo colectivo, una idea errónea con la cual crecemos los meridanos, puesto que, más allá de las inversiones privadas y de infraestructura, no existe garantía de que estas dos zonas ofrezcan una vida totalmente opuesta.
En el sur también podemos encontrar gente preparada, centros de desarrollo, hermosas colonias y por supuesto calles seguras en las que la gente vive tranquilamente. Mientras que en el norte, lamentablemente, todavía podemos ubicar zonas con problemas de desarrollo social, además de que, como todas las demás, esta zona no crece libre de la delincuencia.
A lo que voy es simple: no podemos seguir fomentando una idea discriminadora que divide a nuestra ciudad en dos partes, donde una es mucho mejor que la otra. Con esto generamos mayor desigualdad; al final poniente, centro y oriente también forman parte de Mérida, ¿no?