Indignación es el sentimiento que nos invade ante los hechos de los últimos momentos y de los últimos tiempos. Hablar de filantropía, que es lo que me corresponde, cuesta mucho trabajo cuando en nuestro corazón impera la tristeza de encontrarnos en una situación tan deshumanizada, en la que pensar en los más necesitados, en poblaciones vulnerables, en discapacidad o protección a los niños y personas de la tercera edad es hablar de todos los habitantes de este planeta y sólo sería en este momento un tema distractivo para desviar la atención, pero… ¿hacia dónde?

¿Qué hacer cuando en la cúpula del poder hay un vacío de realidad, incapacidad e indiferencia para abordar los problemas que aquejan a la sociedad y llevar al cabo acciones que solucionen el caos que estamos viviendo?

A menos que tomemos la formulas china: CAOS en chino se escribe con dos símbolos que, por separado, uno quiere decir PELIGRO y el otro OPORTUNIDAD. CAOS = PELIGRO-OPORTUNIDAD. El peligro ya está claro que los estamos viviendo, pero la oportunidad no, y debemos tratar de encontrarla. ¿Qué oportunidad nos brinda la situación actual? Pienso que la oportunidad que nos brinda es la de reconocer que hemos fracasado rotundamente gobierno, instituciones formativas, religiosas y la sociedad en general.

Y desde esa aceptada situación de fracaso, abrir los espacios para que otras personas tengan la oportunidad de actuar para salvar esta situación de peligro, o quizá para fracasar también, pero lo que no podemos permitir es que los fracasados hereden sus puestos para que la genética actué y lleguemos al caos, al que realmente ya hemos llegado pero no quieren reconocerlo los que han tenido las riendas del gobierno y la formación social y religiosa de los habitantes de este país.

Por favor, reconozcan que fracasaron y dejen los espacios aunque sea para que otros fracasen, pero por favor váyanse.