El fracaso anunciado

La mayoría de las reformas de Peña Nieto ha resultado un rotundo fracaso.

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En la era del presidente Peña Nieto se ha implementado el mayor número de reformas de la historia contemporánea; sin embargo, la inmensa mayoría de éstas ha resultado un rotundo fracaso; un ejemplo de estas reformas fallidas es el “Plan Nacional Antiobesidad y Diabetes”, cuyo objetivo era reducir nuestro escandaloso primer lugar en exceso de peso en personas adultas a nivel mundial (sumatoria de número de personas con sobrepeso y obesidad) y el primer lugar en obesidad infantil.

La estrategia presentaba diferentes ejes, los tres principales eran la promoción de la salud mediante la estrategia “Chécate, Mídete, Muévete”, la regulación de los alimentos industrializados y la publicidad de la comida chatarra.

La estrategia de promoción de la salud fracasó por varias situaciones: existe un falso discurso de prevención, ya que la campaña no está encaminada a la protección de la población, puesto que, por el contrario, señala a ésta como responsable de sus problemas de salud y busca que sea la única que los solucione sin darle las estrategias adecuadas para que logre hacerlo; al final si la población fracasa y se enferma la única responsable será ella misma.

En gran medida se dejaron fuera las escuelas de nivel básico en las campañas de prevención y educación, resultando una laguna de la estrategia, pues no se difundieron lo suficiente entre los directivos y docentes los lineamientos al respecto.

La estrategia de regulación de alimentos industrializados no logró vencer a los empresarios más poderosos; por el contrario, se perdió la oportunidad de hacer un etiquetado más gráfico y de mejor entendimiento para la población, prefiriendo continuar por la vertiente de lo confuso y opaco; empero, la industria sí logró perpetuar el mismo discurso manejado en los últimos años, desviando la atención únicamente a la falta de actividad física como la principal causa del sobrepeso, la obesidad y diabetes tipo 2 para liberarse de su responsabilidad en la producción y comercialización de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas que son la verdadera causa de estas enfermedades.

Por último, la reducción de publicidad de comida chatarra, encaminada a disminuir la obesidad infantil, dejó mucho qué desear; en un monitoreo realizado por la Red por los Derechos de la Infancia (Redin∫) se determinó que en una semana los niños pueden estar expuestos a 42 marcas distintas de comida chatarra, sin considerar los productos que, pese a cumplir con los criterios nutrimentales, siguen siendo una fuente importante de azúcares, como por ejemplo néctares, yogurts azucarados y cereales de caja para el desayuno, condicionándolos a un mayor consumo de estos productos.

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