Son pocos los nombres de militantes mexicanos en las Brigadas Internacionales que hayan pasado a la historia, además de David Alfaro Siqueiros el superlativo de cuyo grado en el Ejército republicano suele acompañarlo: “el Coronelazo”. Sin embargo hubo muchos otros heroicos combatientes. Hace pocos meses, por ejemplo, murió uno de ellos, el escritor Juan Miguel de Mora.

Justamente este año se cumplen ochenta de la llegada a España de jóvenes de todas partes del mundo a luchar por un ideal que entendían como su obligación: defender la legalidad republicana y, al hacerlo, frenar al fascismo que se erguía ya como un gigante sanguinario en el horizonte. Fueron vencidos, como fue vencida la República española, y el mundo conoció la guerra más devastadora que nunca se había hasta entonces imaginado. En la traición de los militares franquistas en el 36 y en la traición de las democracias por su abandono de la República comenzó lo que culminaría en Hiroshima y Nagasaki. Lo que esos brigadistas internacionales quisieron evitar desde que se rompió el huevo de la serpiente en 1936.

Ha llegado a mis manos una auténtica joya. La autobiografía de Un mexicano en la guerra civil española. Me la ha enviado su hijo gracias a algún artículo mío sobre el tema del holocausto español. La fotografía del rostro oaxaqueño de Néstor Sánchez, casi un niño, con su gorra de combatiente con grado de capitán es enormemente emocionante, como lo es cada una de las palabras que dedica a la gesta que vivió y que escribió antes de morir en 2001.

Néstor Sánchez, ya en México, se dedicó al periodismo y fundó Carteles Editores, que hoy dirige su hijo, el licenciado Claudio H. Sánchez Islas. Vale la pena dar los datos de esta editorial, muestra de la vitalidad que bulle en la llamada provincia mexicana, siempre ocultada por nuestro lamentable centralismo: librosdeoaxaca.blogspot.com. La dirección postal: Colón 605, Centro, CP 68000, Oaxaca, Oax. Como hay un grupo español en Facebook (Homenaje a las Brigadas Internacionales) y le enviaré esta nota, recuerden quienes la lean que, al igual que en México, la x de Oaxaca se pronuncia como j.

Néstor Sánchez, un héroe que llegó a España hace ochenta años emocionará a muchos de la misma manera en que a mí me ha hecho brotar lágrimas con la sencilla hondura de su prosa.