La Hidra y los señores feudales

La "carrera" de muchos políticos mexicanos, la corrupción, no se detendrá hasta que el final, para ellos, sea la cárcel.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

En alguna época de la historia –hace ya varios siglos- los señores feudales lo dominaban todo. Dentro de su feudo todo era de ellos: tierras, ríos, bosques, fauna, casas; hasta sobre sus habitantes tenían todos los derechos.

Desde el año de la alternancia presidencial en México, por allá del 2000, cuando Vicente Fox subió al poder, el país paulatinamente dejó atrás un sistema político cuyo epicentro era una presidencia omnipotente y lo cambió por una especie de feudalismo donde los gobernadores juegan el papel -sin más límite que su ambición- de amos y señores de sus respectivos estados.

En la época de los presidentes todopoderosos, aunque se oiga mal, éstos mantenían en cintura a los distintos actores políticos (gobernadores incluidos), permitiéndoles enriquecerse para toda la vida, pero hasta el límite de no debilitar los pilares del sistema. Si uno se pasaba de la raya, desde el centro venía un jalón de orejas, pudiendo resultar en la pérdida de todos los beneficios de estar sentados a la mesa del poder. Así pues, todos sabían a qué atenerse.

En el año 2000, mediante un proceso democrático, todos creímos haber dado muerte a este dragón; de tajo le cortamos la cabeza a un sistema político injusto; pero poco sabíamos, en aquel entonces, que el dragón no era dragón sino hidra. Así pues, hoy, años después, estamos ante una hidra de varias cabezas.

La lucha de Hércules contra la Hidra -monstruo de muchas cabezas- simboliza las dificultades que los habitantes de Lerna tuvieron que enfrentar cuando drenaron un pantano cuyos peligros amenazaban la región.

Así como la hidra es expansiva, también lo es el poder; éste se ha pulverizado y con ello se nos está haciendo común enterarnos de actos de corrupción en cada estado: Padrés en Sonora, Granier en Tabasco, Yarrington en Tamaulipas, Duarte en Veracruz, Borge en Quintana Roo, más los que se acumulen; pasamos de un desequilibrio unidimensional a uno multidimensional que es igualmente nocivo y rapaz.

En este sentido, quizás lo que nos esté faltando son instituciones estatales lo suficientemente fuertes para acotar y fiscalizar el funcionamiento de gobernadores que quieran erigirse como señores feudales todopoderosos.

Como me comentó un amigo: “La carrera va así: diputado, alcalde, senador, gobernador, prófugo de la justicia. La cosa va a cambiar cuando el último eslabón sea reo”.

Lo más leído

skeleton





skeleton