Encrucijada

Tenemos que escoger muy bien a la persona idónea deba regir en los próximos seis años a nuestro Estado.

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De que Yucatán ha retomado el rumbo del crecimiento económico y de su reindustrialización da cuenta el ambiente de tranquilidad que se percibe en el terreno político, lo que resulta sobresaliente, ya que los partidos políticos no muestran prisa para tomar las debidas providencias relacionadas con el no tan remoto cambio de gobierno, aunque falta menos de año y medio para el relevo constitucional.

No han aparecido en el escenario, como en otras épocas, candidatos bien posicionados que, deslindándose del actual mandatario, reclamen púbicamente su derecho a participar en la contienda con propuestas diferentes. Apenas en el PAN se escuchan descargas de artificio que probablemente tienen su origen en el fuego amigo que se desarrolla en el interior de ese partido, ante la incertidumbre generada por la falta de resolución del alcalde de Mérida sobre si se inclinará por buscar la gubernatura del Estado u optará por afianzarse en su espacio de confort a través de la reelección.

El impulso que ha recibido nuestra actividad económica, que pudo cristalizarse mediante estratégicas inversiones de empresas privadas, nacionales y extranjeras, como la del Grupo Modelo, ha creado una tendencia positiva que puede garantizar un crecimiento sostenido a mediano plazo e, incluso, comienza a manifestarse con mejores salarios, puede causar entre la sociedad la falsa impresión de que tenemos el futuro asegurado, sin importar el signo del partido, ni el perfil del candidato, que pueda ganar las próximas elecciones. Nada más falso.

Porque si bien podemos asumir que el rumbo está trazado en términos generales y que el próximo gobierno únicamente debe continuar con la labor iniciada acertadamente por Rolando Zapata Bello, lo cierto es que esa tarea no se desarrolla por sí sola, sobre todo en materia de seguridad pública, y que existen intereses económicos y políticos que, de prevalecer en Yucatán, pueden poner en grave riesgo lo hasta aquí avanzado, como pasó entre 2001 y 2007, donde se experimentaron retrocesos importantes como el cierre de la Cervecería Yucateca.

Hemos sido testigos, ante la irrupción del crimen organizado, por falta de un mando policíaco, como el que aquí tenemos, altamente profesional y éticamente firme, del rápido deterioro de la seguridad pública en otras regiones, con resultados desastrosos para la inversión y la generación de empleos. Además, la reindustrialización de nuestro Estado, antes que del azar, es resultado de una política deliberada de fomento que hay que mantener a futuro.

Ambas políticas, definitorias del futuro que heredaremos a nuestros hijos, no pueden estar en manos de improvisados o de ineficientes arribistas, por ello tenemos que escoger muy bien a la persona idónea deba regir en los próximos seis años a nuestro Estado. Sólo así podremos mantener el camino correcto que nos plantea la encrucijada actual.

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