La columna Viernes Cultural, doctora en historia, ilustra a El Transcriptor, apoyada en la información del diario ABC:

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El Rey Fernando el Católico, de 53 años, casó con Germana de Foix, de 18 años. El tío de ésta, Rey de Francia, le cedió los derechos dinásticos del Reino de Nápoles. La condición era que el Católico fuera capaz de engendrar un hijo con la francesa.

Para lograr la real “firmeza”, el Rey accede a la cantárida, un escarabajo que muerto, seco y reducido a polvo, tenía efectos parecidos a los que produce el viagra.

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Y no pasó nada en la real alcoba nupcial. También le dieron un “feo potaje”, y nada. Probó “testículos de toro”, y nada.

Al final, luego de cuatro años de matrimonio, los afrodisiacos funcionaron y nació un varón, Juan, que falleció a pocas horas de nacer.

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Hummm, masculla el erotómano de su vida, ya entiendo a Patarax, cuando viene encantadora y melosa y mirándome fijamente a los ojos, murmura: “abracadabra… abracadabra, abre la boca y toma tu potaje de cantárida… abracadabra…”.

Y esa noche hay un real festín en la hamaca nupcial en memoria, por supuesto, de Fernando y Germana.

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De nada... Saludos.