Crónica: Andrea tiene un corazón que late a ritmo de jarana

Tiene 11 años y gracias a los médicos del Mercy Hospital sonríe a la vida: tenia dos soplos en el corazón.

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Andrea tiene un corazón que late al ritmo de la jarana. (Milenio Novedades)
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Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.-  Andrea Cárdenas Rodríguez tiene 11 años, baila jarana y ya domina la botella y muy pronto la charola con vasos; es una niña que con toda normalidad asiste a la escuela, tiene buenas calificaciones y sonríe  a la vida.

Pero detrás de su traje de mestiza, Andrea tiene un corazón que late al ritmo de la jarana y que tiene mucho amor para los médicos y sus padres, que con sus conocimientos, herramientas y su fe hicieron posible que hoy estuviera viviendo esta etapa de su vida.

Su madre, Fanny Rodríguez Alfaro, recuerda que Andrea nació una semana antes de los siete meses, tuvo placenta previa y preclampsia severa, por lo que su hija estuvo 40 días de la incubadora y saliendo de allá le detectan un soplo.

“Me dice que tienen que operarla, le realizan la cirugía  en la T1 del IMSS y que hay que realizarle otra cirugía, pero el  milagro se dio para mí porque al llegar el día no estaba en el expediente que iba a ser operada y me dicen que mañana regrese y me voy a mi casa”, manifestó.

En febrero llega una amiga a decirle que estaban dando las fichas de los doctores que vienen del Hospital Mercy de Iowa con el programa “Cable Salvavidas” y como no contaba con Seguro Social, porque su esposo pierde el trabajo, se va al Hospital General Agustín O’ Horán, recibe la ficha seis y tras ser valorada le dicen que era urgente que Andrea viajara a Estados Unidos.

En ese país, el diagnóstico era que en la arteria mitral del corazón, la cual une las dos válvulas, tenía otro soplo, por lo que eran dos soplos y además la presión pulmonar estaba muy elevada.

“Me dijeron que si la operaba había 75 por ciento de probabilidades de que algo pasara y sólo 25 por ciento de que todo saliera bien”, apuntó.

Entre lo que pudiera pasar se encontraba un derrame excesivo, un paro cardiaco o una hemorragia, pero con la ayuda de Dios y del Divino Niño  decide firmar la carta consentimiento.

“Luego de la operación, pude estar con ella y al buscar el marcapaso y no había, el milagro que me hizo el Divino Niño es que Andrea salió sin marcapaso y ahora su corazón sigue latiendo”, puntualizó.

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