Cuba: el día después de Fidel

Algunos visitantes son testigos de privilegio de un suceso que, no por esperado, deja de impactar.

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Fidel Castro murió el viernes por la noche, medio siglo después de liderar la Revolución Cubana.
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*Justiniano Bolón T./Milenio Novedades
LA HABANA, Cuba.- A las 3 de la tarde del sábado 26 de noviembre, en una esquina de La Habana Vieja, un mulato canoso, flaco y alto como un palo y malgeniudo, grita:  “¡Atrá’, ni un periódico ma’!”.

Arremolinados  en torno suyo, sus clientes tratan de arrebatarle el Granma que salió una hora antes todo de negro, desde la cabeza que normalmente es roja hasta la última de sus letras, con un título a todo lo ancho: ¡Hasta la victoria siempre, Fidel! 

El periódico oficial del Partido -así en singular, sin adjetivos, como  llaman todos al Partido Comunista- anunciaba lo que el eficaz sistema de comunicación de boca a boca ya había esparcido por toda la isla desde el primer minuto del sábado 26: el “comandante y fundador” de la Revolución había muerto a los 90 años.

La noticia fue proclamada en cadena nacional de radio y TV por el presidente Raúl Castro cerca de la medianoche:

“Querido pueblo de Cuba, con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo, que hoy, 25 de noviembre de  2016, a las 10 y 29 de la noche, falleció el comandante en jefe de la  Revolución cubana, Fidel Castro Ruz...”. 

Y comenzó una nueva etapa: “Este es un momento histórico para Cuba y para el mundo”, comenta alguien apenas amanecido el sábado mientras en un cafetín disfruta el primer buchito del día: un aromático, dulce y fuerte café que empieza una larga fila de buchitos que no termina sino hasta llegada la hora de dormir.

Algunos visitantes son testigos de privilegio de un suceso que, no por esperado, deja de impactar. A las 7 de la mañana, en la calle, reporteros están atisbando en el alma del pueblo llano, ese que para poder vivir ha creado una economía paralela -ilegal, pero tolerada por el régimen- y que lo mismo es empleado en alguna dependencia oficial en la mañana que taxista en la tarde o integrante de alguna orquesta en los restaurantes y bares para el turismo en la noche.

Lo primero que llama la atención es el silencio. “Esto es insólito”, dice una joven habanera. No hay música en las calles de la ciudad vieja, no la hay ni en los taxis, ni en las casas. Las fiestas, espectáculos y  celebraciones se cancelan. Cuba está oficialmente de luto, aunque no todos.

Tras la muerte del expresidente Fidel Castro las fiestas, espectáculos y  celebraciones se cancelaron.

El moreno -“no les digas negros, se ofenden”- flaco y enojón no desdeña la oportunidad de convertirse en pequeño capitalista: el Granma que vale 20 centavos cubanos (nada), llega a dos CUC (45 pesos mexicanos), el peso convertible que es otro mito de la economía paralela.

Cuba despues de Fidel calló, menos la “esquina caliente”. La historia da para más...

La vida en La Habana no se detuvo.

(*Justiniano Bolón T. es columnista de Milenio Novedades)

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