Descubriendo Yucatán: Artesanía y danza, orgullo de Tekax

Pobladores de esta ciudad, ubicada en el sur del Estado, preservan las raíces tradicionales de la región.

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María y sus hermanos dan clases a más de 300 alumnos de manera independiente. (SIPSE)
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Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El ritmo se contagia, no cabe duda. Sobre el piso retumban los tacones siguiendo el compás del “Chinito Koy Koy”, una de las jaranas tradicionales de Yucatán.

Además de sus 200 cavernas para los amantes de la aventura y el ecoturismo, en el municipio de Tekax el visitante encontrará otras particularidades como la elaboración artesanal de aretes de oro, el tallado de figuras prehispánicas en piedra y una familia que se ha dedicado en la última década al rescate del bailable tradicional: la jarana.

Para conocer un destino turístico no basta su gastronomía ni sus atractivos naturales, la música también nos permite asomarnos a las raíces culturales de los pueblos. Y hay que bailarla o por lo menos intentar. María del Socorro Cámara Mejía y sus hermanos Freddy, Gabriel y César se han dedicado desde hace 10 años a enseñar este bailable que muestra parte de las raíces culturales del Estado.

La música, estrepitosa y sonora, es interpretada por una típica orquesta jaranera, compuesta por dos clarinetes, dos trompetas, dos trombones, un güiro y los timbales.

La jarana tiene varias cualidades: atrae y conquista; por la cadencia y elegancia de los pasos, por la alegría de la música o por la actitud solemne de los bailadores que zapatean sobre el suelo.

Tanto la música como los bailables tienen cierta influencia de la jota aragonesa, y en efecto, hay ciertos aires, ritmos y modos que la rememoran, pero su originalidad es absoluta y desde luego, como cualquier otro producto cultural del mestizaje, tiene su anclaje en las dos fuentes que la nutren: maya y español.

Una familia tekaxeña se ha dedicado al rescate del baile tradicional yucateco

En la actualidad, María y sus hermanos dan clases a más de 300 alumnos de manera independiente, sin apoyo institucional, pero con un solo objetivo: “evitar que se pierda la tradición, que es una de las mejores muestras para el turismo visitante de la elegancia del pueblo yucateco al vestir las mujeres con sus clásicos hipiles o el terno de gala y calzado blanco, mientras los hombres lucen pantalón de dril, guayabera blanca de seda o lino también de color blanco, además de portar sombrero tejido y un paliacate rojo en los bolsillos, alpargatas yucatecas o sandalia con tacón”.

Otra de las características que podrá descubrir en este municipio, ubicado a 112 km de Mérida, en el sur del Estado y a sólo 18 kilómetros de Oxkutzcab y 34 km de Ticul, es la elaboración artesanal de aretes de oro.

Desde hace 40 años, don Francisco Falcón Chivas se ha dedicado a la elaboración artesanal de aretes de oro. En aquella época, recuerda, compraba centenarios y sacaba 100 gramos de oro; en la actualidad tiene que comprar pedacería para fundirla y hacer las láminas de donde sacará los moldes de los aretes.

Mientras nos muestra parte de su “laboratorio”, señala que anteriormente el gramo costaba 10 pesos, ahora se valora en 400 pesos. Hay dos tipos de oro, el amarillo y el rojo, que es el tradicional, pero perdió terreno ante el oro amarillo con la llegada de los talleres modernos que ahora producen aretes en serie, “más no en serio”, dice a manera de broma.

Otro de los talleres que encontramos en Tekax es el de don Gregorio Cervera Ávila, dedicado al tallado de piedra. Las figuras prehispánicas que realiza cuestan desde 100 pesos hasta cinco mil o más, dependiendo del tamaño de la escultura y del trabajo que representa.

Las piezas chicas le toman un par de días, las grandes, semanas. La imagen que desea reproducir la copia de los dibujos a mano que guarda celosamente en su viejo cuaderno. Pero no siempre los ocupa. A veces comienza a tallar la piedra “y sola va tomando forma hasta quedar al descubierto la pieza”.

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