Sale a la luz un gran tesoro maya oculto bajo la tierra
Destacan los hallazgos de figuras de dioses mayas, geometría abstracta, huellas de manos, pies y dedos en diversas cavernas del Estado.
Ana Hernández/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Pinturas y grabados rupestres, así como de dioses mayas, figuras antropomorfas, zoomorfas, geometría abstracta, huellas de manos, pies y dedos han sido halladas en las paredes de diversas grutas en Yucatán, por lo que el Grupo Ajau busca confirmar la relevancia que estas manifestaciones tuvieron para los mayas.
La arqueóloga y espeleóloga de esta agrupación, Fátima Tec Pool, cuya especialización incluso la ha llevado a realizar trabajos de investigación, identificación y rescate de vestigios mayas en Guatemala, destacó que en Yucatán existe valioso material sobre el tema, pero escasos recursos federales y municipales, lo que incluso pone en riesgo la conservación de estos hallazgos.
En entrevista, la especialista señaló que los hallazgos de pinturas y grabados en piedra reflejan la evolución del nivel del pensamiento en los diferentes periodos mayas.
Precisó que la especialización en la técnicas de definición de colores, incluso para dejar impresos en las piedras los negativos de lo que querían compartir, como las expresiones de manos, pies y dedos son una muestra del avance que tenían los mayas.
Tec Pool, quien ha compartido trabajos de investigación con otros arqueólogos con los cuales ha publicado sus trabajos en revistas especializadas, comentó que han encontrado una amplia gama de dibujos que reflejan el nivel de especialización en la técnica y las pruebas del proceso de aprendizaje de la escritura o la pintura, sobre animales, personas, insectos e incluso seres sobrenaturales.
Entre sus últimas publicaciones, destaca el artículo que publicó, en colaboración con el investigador alemán Guido Krempel, en agosto pasado en Mexicon, revista sobre estudios mesoamericanos, en donde destacan que los indígenas utilizaron las cuevas como habitación, refugio, ambiente de trabajo, fuente de abastecimiento de agua y destino de peregrinaciones, entre otros; estos lugares hoy en día son utilizados para seguir algunas tradiciones e incluso son fundamentales en algunos oficios.
La portada del material de consulta es el dibujo definido de una guacamaya y forma parte de los hallazgos que en 2010 realizaron en la gruta identificada como Aktún (cueva) Santuario, ubicada en el municipio de Akil, Yucatán, que había sido “sellada” por los mayas.
Ese lugar tiene mucha información de contexto para los arqueólogos, como evidencia de cerámica, lítica y construcciones, además de pinturas diversas en sus paredes. La especialista consideró que el responsable del trazo de esta ave fue un sacerdote o algún miembro de la élite, muy avanzado.
La pintura del ave fue ejecutada con trazos planos en una clara manera naturalista que la hace fácil de reconocer como una guacamaya, está representada como si croara y sólo una de sus alas está extendida, se observa que el ave parece estar posada sobre un techo con sus dos patas, con su cola colgando.
Esta guacamaya representa el arte clásico maya, con las mejores escenas y siluetas naturales, luce similar a los cuerpos ilustrados en el período postclásico tardío.
El material publicado indica que ese santuario no es desconocido para los habitantes de la zona, incluso, aunque algunos residentes locales de Akil sabían de su existencia, nadie se imaginó que su entrada llevaba a una excepcional cueva subterránea.
El primer reporte de la existencia de la cueva fue de octubre de 1996, por Pedro Góngora, durante una prospección de superficie por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Transcurrieron 14 años para que los especialistas prestaran atención a la cueva, ya que la prospección de rutina se efectuó antes del 6 de febrero de 2010 en cuevas no registradas de la ruta Puuc, cuando un grupo de exploradores liderados por Mario Novelo Dorantes redescubrieron el sitio.
La cueva se extiende vertical y horizontalmente en un espacio con enormes galerías divididas en varias secciones; la distancia de las superficie hasta lo más profundo del sitio es de aproximadamente 70 metros.
El acceso es descendiendo a través de una gran abertura ovalada (aproximadamente de 15 por 12 metros) que está cubierta de vegetación.
Muchos vestigios
- Existen lugares que por el contenido del material y pictográfico permitiría escribir un libro sobre los hallazgos, tal es el caso de la cueva de Kaua.
- En el interior del Santuario de Aktún se encontraron pinturas con diferentes técnicas (positiva y negativa), también vasijas y nichos con depósitos de rituales, lo que indica la posibilidad de que grupos nómadas haya vivido en esas cavernas.
Registro de cuevas
En los años 70 del siglo pasado, Matías Strecker y Andrea Stone comenzaron los trabajos de registro de las cuevas en Yucatán, en la década de los 80 Barrera y Peraza continuaron, así como Juan Luis Bonor; sin embargo, las investigaciones fueron aisladas del contexto.
Ahora los arqueólogos y demás especialistas del Grupo Ajau buscan integrar toda la información posible de la zona.
El objetivo es crear una especie de “banco de datos”, con fotografías incluidas para que otras personas puedan sumarse y continuar las investigaciones.
Ellos buscan no sólo registrar y medir todas las representaciones en estos sitios, incluyendo los petrograbados, para determinar el nivel de sacralidad que tuvieron.